La dedicación de la Basílica de Letrán

Recuerda San Agustín que nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por madre. Esto es lo que sucede con la Fiesta de hoy, que es la Dedicación de la Basílica de Letrán, también llamada de “El Salvador”. 

Una familia noble de patricios tenía allí sus posesiones y les llamaban Los Laterani. De ahí surge el nombre de Letrán. No hablamos de una familia sino de paganos, adoradores de dioses. Pero con el paso del tiempo cambian las tornas, es entronizado Constantino y con su mandato se promulga el Edicto de Milán el año 313 en el que se permite libertad de culto dejando de perseguir a los cristianos. Otra historia contará que el Emperador contrajo la lepra y que San Silvestre le curó. 

Entonces como de bien nacidos es el ser agradecidos, cedió este recinto para ser Templo cristiano. San Silvestre es quien otorga el nombre a esta Basílica de El Salvador. El Papa San Dámaso tendría el honor de ser consagrado allí.

Varios concilios se han desarrollado en este lugar. En ellos se han definido Dogmas de Fe como Cristo Dios Hecho Hombre y otras normas de cara a las disciplinas para la celebración de los Sacramentos, así como la excomunión a las herejías albigense y cátara que negaban la cooperación del hombre con sus obras para salvarse, algo así como un protestantismo en la Edad Media.

También se abordaron temas referentes a las costumbres y la moral cristiana. La Basílica de Letrán es la Catedral del Papa como obispo de Roma y, por lo tanto, como pastor de la Iglesia Universal. Por eso es la “madre” de todas las Iglesia del orbe y su festividad se celebra cada 9 de noviembre coincidiendo en Madrid con la Solemnidad de su patrona, Santa María La Real de la Almudena.