Nuestra Señora de la Paz y San Francisco de Sales

Todos los Santos han mostrado su amor especial a la Virgen. Hoy nos encontramos en el calendario con una Celebración Mariana: Nuestra Señora de la Paz. De nuevo la historia nos acerca a San Ildefonso, cuya memoria celebrábamos ayer. Y es que la Iglesia de Toledo propuso fijar el 24 de enero, un día después de la muerte de este Santo, el descenso de la Virgen a la Catedral, momento en el que le regala la casulla. Así se consagraba a María la Catedral.

Pero pasarían varios siglos, hasta que en 1085 se le impusiese por nombre Nuestra Señora de la Paz. El motivo fue que Alfonso IV, conquista ese año la ciudad a los musulmanes, y en el tratado de paz, les concede usar la Iglesia principal como lugar de culto islámico. Esto provoca un malestar entre los cristianos que hicieron todo lo posible para expulsarles. Tal suceso sirvió para que Dios oyese sus plegarias.

Por eso hizo que los moros pidieran perdón devolviendo la catedral al culto cristiano, de la que se tomó posesión esta misma jornada. De ahí la paz y la atrmonía que reinó en el hecho, atribuido a la Intercesión de la Madre en el Cielo. Y también hoy recordamos a San Francisco de Sales. Nacido en Saboya el 1567, trabajó por la restauración de la Fe católica en su propio país, donde había prendido el calvinismo.

Esta herejía se derivaba del Protestantismo y afirmaba que Dios creaba a unos para salvarles y a otros para condenarles, desde la predestinación. Sacerdote de gran ejemplaridad, San Francisco de Sales muere en Lyón en 1622 y es Patrón de los periodistas. El motivo es que las cartas pastorales que escribió a los fieles tenían mucha comunicación de la Fe y eran de gran valor literario. También ponía gran dulzura en estos escritos.