SANTORAL 26 OCT

San Evaristo: el judío converso que llegó a Papa porque Dios quiso

Evaristo es un joven judío culto. Sabe griego y hebreo. Esos talentos gustan a Jesús, que lo guía para ser el cuarto Papa. A Trajano no le gustó tanto.

San Evaristo: el judío converso que llegó a Papa porque Dios quiso

Jesús Luis Sacristán

Madrid - Publicado el

2 min lectura

La vida da muchas vueltas y realmente Dios siempre tiene la última palabra. Eso se puede decir del Papa San Evaristo.  Es el cuarto Sucesor de San Pedro en una vida que se remonta al 60. Ese año nace Evaristo en una familia judía que había participado de la dispersión (en hebreo diáspora) y había ido a aparar nada menos que a tierras griegas.

El futuro Papa no es cristiano, o no todavía. En ese momento es un hombre culto porque ha aprendido, como es lógico, las costumbres semitas y se ha formado en liceos helénicos, con lo cual es perfecto para un conocimiento de varias culturas. Pero más para Dios, que fragua en su vida un encuentro con los primeros discípulos de la Fe y se hace bautizar viviendo a tope el seguimiento de Cristo. Iba destinado a ser un gran personaje cultural y ¡quién sabe si político!

Pero Dios se encarga de aprovechar sus buenas cualidades para introducirle en la Senda que da a la Salvación. Una vez convertido logra ser muy bien aceptado entre los creyentes y la estima hacia él sube por momentos. Además su conocimiento del griego le hace ser un conocedor de la Sagrada Escritura desde su fuente original helénica. Y Evaristo, por su parte, corresponde muy bien a esa acogida cuidando como sacerdote de las almas. Busca su bien espiritual y humano.

Muere el Papa Anacleto y de forma súbita la gente no tiene dudas y pide que Evaristo sea el nuevo Pontífice. Pero la humildad de corazón de Evaristo le hace ponerse a un lado hasta que el Espíritu le pone en el Centro y él obedece. Todavía se deja querer más porque si lo hizo muy bien como sacerdote, ahora como Pastor de toda la Iglesia no ceja en defenderla de cualquier desviación doctrinal. También se preocupa de que el Matrimonio sea un Sacramento que se viva por toda la Asamblea y, por lo tanto, que no sean en secreto, sino ante la comunidad.

El papel de los diáconos que es servicio, se encarga de que sea reconocido por todos. Y no contento con esos, le llegan noticias de dificultades en Egipto y África por lo que escribe unas cartas alentando esas comunidades. Así discurre su Pontificado hasta que entra en escena Trajano, que descubre a Evaristo y cree que la mejor forma de eliminar la Fe cristiana es dar un golpe fuerte a los cristianos y arrestando a su Pastor. Como ve que Evaristo se reafirma en el Señor Jesús, manda matarle con lo que tenemos el Cuarto Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro, que muere mártir.

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