San Josefat, el santo que murió por defender sus ideales frente a los ortodoxos

La impronta de muchos Santos ya viene marcada por su nombre. Muchas veces no hay mejor forma de conocer a alguien que por el significado de su denominación. San Josafat, Santo que celebramos hoy tiene por significado desde la etimología hebrea “Dios es mi juez”.

Su nacimiento se sitúa en el año 1580 en el seno de una familia católica en Vilma. Prueba de ello es que su madre le había inculcado desde pequeño a mirar el Crucifijo para entender lo que eran sufrimientos que pueden encauzarse desde la Fe y ver que no caen en saco roto para Dios, sino que también repercuten en beneficios espirituales y humanos y da fortaleza para afrontar la vida.

De joven se puso a trabajar en un telar. El fabricante tuvo dificultades para aceptar a Josafat, porque se dedicaba tanto a la lectura espiritual que le parecía como si después no atendiese bien el trabajo encomendado. Pero, con el paso del tiempo, se fue dando cuenta de que el joven trabajaba mejor cuando se preparaba espiritualmente. Un día le quiso dar a su hija por esposa, pero Josafat lo rechazó alegando su consagración a Dios.

Su tiempo coincidió con la lucha entre católicos y ortodoxos. Él fue a parar a un monasterio de ortodoxos, pero poco a poco los fue convenciendo. Coincidiendo que Josefat estaba de viaje, se autoproclamó obispo un Patriarca de pensamiento más bien ortodoxo, quien vio en Josafat un rival.

Esto fue el inicio de un odio visceral hacia Josafat. A fin de cuentas, para ellos era un católico y a estos había que eliminarlos. Fue forjando un grupo de personas que pensasen como él, y Melecio les dio orden de matar a Josafat.

Pero como la sangre de mártires es semilla de cristianos, Melecio abraza la fe católica y expía sus pecados.