San Leandro, el santo español que logró la conversión de un rey

Los Santos siempre han conjugado las cosas temporales para gestionarlas bien. Así le sucedía ayer a San Josafat y así le pasa hoy al español San Leandro que celebramos. Sus orígenes se remontan a Cartagena en el año 540.

Su padre es un comerciante que va de lugar en lugar y pronto debe emigrar con la familia a Sevilla. Un hogar lleno de Santos porque sus hermanos también son Santos: San Fulgencio, Santa Florentina y San Isidoro que fue también obispo en Sevilla.

Éste último sufrió el carácter duro y exigente de Leandro ya que estuvo bajo su tutela. Un día Leandro decide que su vida no ha de ser mundana sino alejada de los hombres y marcha a un monasterio de vida contemplativa. Lo importante era sumergirse en el amor de Dios en la oración. Y también conocer un poco más de lo que el Señor derrama sobre nosotros, a través del estudio. Ese era el objetivo para el resto de sus días. Sin embargo, deberá abandonar los muros cuando le eligen obispo, aunque termina aceptando. 

Es un gran personaje de esos tiempos porque crea la escuela de estudios para todo tipo de estudiantes. Algo había en la sangre de esta familia que Isidoro escribió las Etimologías para consultar todo tipo de dudas sobre nombres y definiciones de conceptos. En el caso de Leandro esta escuela era para que tantos teólogos, como científicos y eruditos pudiesen profundizar en las ciencias del momento.

Otra de las improntas de Leandro fue la preocupación por la unidad religiosa y cultural de España. Por ello sufrió mucho y fue desterrado, pero los frutos no se perdieron y tuvo parte en el III Concilio de Toledo donde se condenó a los arrianos que negaban que Cristo fuese Dios Hecho Hombre. La cosa fue más allá porque logró la conversión del rey Leovigildo al catolicismo. Leandro muere hacia el año 601.