San Leonardo Murialdo, maestro del Espíritu
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La Iglesia siempre ha mostrado su cercanía hacia los más necesitados de ayuda, espiritual y humana. Así se muestra la fortaleza del Espíritu que es quien lo enseña todo para que los hombres seamos su testigos. Hoy es San Leonardo Murialdo, un fiel servidor de la Voluntad de Dios siguiendo los pasos de su Espíritu. Nacido en Turín (Italia) en el año 1828 es hijo de familia noble y bien posicionada.
Siempre es una persona de un carácter muy entrañable que se muestra hermano de los suyos y de los que no son familia, pero sí la comparten por la Fe. De pequeño sufrió el menosprecio de sus compañeros en la escuela, sintiendo la cercanía de Dios ante estas situaciones. En la adolescencia surgen las dificultades y él experimenta un momento de relajación que repercute en su propia Fe. Entrado cerca de la mayoría de edad, encauza su camino.
Aquí advierte que está llamado a la vida consagrada. Entonces se ordena sacerdote en Francia, este gran amigo de San Juan Bosco, Cuando retorna a Italia es director del colegio llamado “los artesanitos”. Es un momento de ver a los niños y adolescentes de trabajos manuales forzados y otras labores de artesanía poco valoradas o muy mal pagadas. De hecho el colegio acoge a niños sin hogar o de familias muy precarias.
También descubre la necesidad de ayuda de los jóvenes, fundando los josefinos. El carisma se resume en la paciencia y la dulzura para enseñar y que aprendan. Todo esto se manifiesta en su filosofía de vivir entre estos niños y jóvenes como “hermano, amigo y padre”. San Leonardo Murialdo muere en el año 1900. Su obra perdura en colegios, centros de educación, lugares de formación y albergues juveniles. Está extendida por América, Europa y África.