Santa Isabel de la Trinidad, la mujer que llegó a la santidad mientras tocaba el piano

Cómo recuerda la Sagrada Escritura aquello de que antes de que fueras formado en el seno materno te escogí. Esto es lo que pasó en un campo militar el año 1880 en Bourges (Francia) donde una madre está esperando a tener a su hijo. Los médicos le dijeron que había pocas esperanzas de que no tuviera alguna tara al nacer.

Pero lo pronosticado se cae por tierra cuando nace la criatura que no presenta ninguna enfermedad y a la que pondrán por nombre Isabel. Ella va creciendo. El día de su Primera Comunión se siente muy marcada por el acto, algo que da una importancia especial el resto de su vida. Parece que desde los inicios de su vida, Isabel se aficiona mucho por un piano que tenía en casa y todos pensaban que la música sería su modo de vida. Pero ella no llega a cursar esos estudios a pesar de estar matriculada en ello.

Esa marca que le dejó su Primera Comunión le acompaña de tal forma que Isabel crece en una juventud donde se relaciona con la gente de su tiempo. Pero un día toma otra senda y entra en el Carmelo. Allí se le nota que esa sí era su verdadera melodía musical desde la mística y el trato con el Esposo con quien sabemos que nos ama como decía Santa Teresa de Jesús. Sus votos los hace en el año 1903 y poco a poco va entrando más en ese amor hacia el Señor. En sus ratos de oración surgen sus alabanzas al Dios que ha tenido con ella una gran misericordia.

Su espíritu de oración se incrementa al leer las obras de San Juan de la Cruz y especialmente el Cántico espiritual en el que el reformador del Carmelo propone las tres vías que deben llevar al Cielo. Son la purgativa, que nos libera del pecado; la iluminativa que nos da la luz de la Fe; y la unitiva que nos conduce a la unión plena con Cristo. Isabel de la Trinidad muere en 1906.

Puedes leer el Santoral de ayer aquí: https://www.cope.es/religion/vivir-la-fe/santoral/noticias/noviembre-san-willibrordo-20181106_288707