Santa Luisa de Marillac

Los venerables restos de la santa reposan en París, en la casa madre de la Congregación de las Hijas de la Caridad

Santa Luisa de Marillac

Redacción Religión Jesús Luis Sacristán

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El Señor Resucitado se presenta como la Vid a la que todos deben estar injertados si quieren dar frutos. Hoy, VI Domingo del Tiempo Pascual y Pascua del Enfermo, recordamos a Santa Luisa de Marillac. Nos encontramos en París el año 1590, cuna de esta Santa. El hogar es de gente de la gran nobleza francesa.

El padre debe hacerse cargo de la hija y de sacar adelante la familia porque la madre muere de forma prematura. También contraerá matrimonio con alguien de la nobleza aunque parecerá más consagrada que esposa de hogar. Y es que la situación de su solidaridad se acrecienta cuando enviuda. Ya su deseo se adentra en los más necesitados. Puesta en las manos de Dios recuerda sus palabras “Todo lo que hicísteis a uno de estos, mis humildes hermanos, a Mí me lo hacéis”.

El santoral de hoy, domingo 9 de mayo

El amor a Dios y al prójimo empiezan a ser, no sólo el eje de su vida sino la razón de ser. Los planes de la Providencia van más allá cuando se dirige espiritualmente con San Francisco de Sales. Al comunicarle su ardiente deseo de caridad, encontrará su hechura en el proyecto de un sacerdote bueno con fama de Santo que es San Vicente de Paúl. La fundación de las Hijas de la Caridad, por parte de éste hace que Luisa marque su impronta sencilla completando el carisma.

El contacto entre ellos para asegurar esta obra de la iglesia está asegurado. Casualmente enferman los dos al mismo tiempo. Entonces Vicente envía una bendición a Luisa de Marillac asegurándole oraciones y garantizándole que, ya que no puede visitarle aquí como quisiera, se encontrarán los dos en la Casa del Padre, en la Visita Plena y definitiva. Santa Luisa de Marillac muere en 1660 y está enterrada en la misma Capilla en que la Virgen de la Medalla Milagrosa se apareció a Santa Catalina Labouré.

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