San Pío de Pietrelcina

Comentado por Jesús Luis Sacristán

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Redacción Religión

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La mística de muchos Santos ha llevado a cabo su participación en la Vida del Señor a través de sus más entrañables Misterios. Hoy celebramos al Padre Pío. Siempre tuvo una experiencia profunda de Dios. Nacido en Benevento (Italia) en 1887 es bautizado con el nombre de Francesco. En su adolescencia recibe la primera Comunión y la Confirmación. 

Algunos años más tarde ingresa en los capuchinos. Aquí emite sucesivamente los votos y se ordena sacerdote. Ya era conocido por una asidua meditación de la Pasión del Señor. Un hecho fundamental en su vida sucede en 1916 cuando sube por primera vez al Gargano, en San Giovanni Rotondo. Este será el lugar donde vivió para siempre. 

Su dedicación era exclusivamente a las personas necesitadas espiritualmente con la confesión y la escucha. El momento de la Misa era la mejor vivencia de cada día. Con el tiempo tendrá los estigmas de La Pasión. Su humildad le hizo cubrirse con guantes las manos cada vez que oficiaba con el fin de no caer en el orgullo ni en la vanidad de creerse perfecto. Además de los estigmas como los grandes místicos tuvo multitud de éxtasis, realizó milagros y Dios le concedió el don de la bilocación -era la capacidad de estar en dos lugares a al vez- y el conocimiento de almas

También tuvo diversos enfrentamientos con el maligno que le provocó bastantes dolores de cabeza, aunque él siempre se encomendó a Dios y salió airoso. Profundamente caritativo, auspició el hospital para alivio de las personas. Cuando se lo pidió al médico que le asistía y le ayudaba éste le contestó que no podía ayudarle porque no creía en Dios. A lo que el Padre Pío le contestó: “Pero Dios sí cree en ti”. San Pío de Pietrelcina muere en el año 1968.

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