'Solidarios por un bien común': así está presente la Iglesia en la España Vaciada
TRECE descubre en el segundo episodio de ‘Solidarios por un bien común’ hasta dónde alcanza la labor de la Iglesia al servicio de la sociedad
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“Si hay Iglesia, hay vida” afirma Gloria, la hija de Remedios y Teodoro a los que el sacerdote Leoncio visita semanalmente para dar la Comunión. Para sus padres, al igual que para muchos otros habitantes de la España rural, la labor de la Iglesia va mucho más allá de la celebración de la Santa Misa y la administración de los sacramentos.
La primera parada de este reportaje de Laura Negro y David Encinas es Mora de Rubielos en Teruel (Aragón). Una provincia con 9 habitantes por kilómetro cuadrado, cuando la media del país es de 93. La comunidad aragonesa es una de las más castigadas por la despoblación. Un 7% de sus habitantes viven en municipios de menos de 500 habitantes. Héctor Alba es sacerdote rural de la zona y afirma con tristeza que “últimamente celebro más funerales que bodas o bautizos”.
"Aquí encuentro verdaderos tesoros, no lo cambiaría por nada"
Confiesa que su principal labor es que “mis feligreses se sientan acompañados. Los jóvenes tienen que ver las ventajas de vivir en el medio rural, pero para ello hacen falta medios. La Iglesia tiene que seguir atendiendo las necesidades de las personas que viven en los pueblos. Los sacerdotes no son agentes sociales, pero tienen voz, la palabra de Cristo”. Héctor concluye destacando que no echa de menos ejercer en una gran ciudad, “aquí encuentro verdaderos tesoros, no lo cambiaría por nada”.
Ignacio es el sacerdote rural de la Sierra de Albarracín y hace 50.000 kilómetros al año de estrechas carreteras para llegar a todos sus destinos. Es “amable y de buen corazón” según sus feligreses, y tiene claro que en sectores como el suyo, la labor de la Iglesia es trabajar “por zonas”. Para él, ser sacerdote en una despoblada como Albarracín ha supuesto “aprender a saborear la vida”.
Junto a Aragón, Castilla y León es otra de las zonas más azotadas por la pérdida de población. El 88% de sus municipios reducido el número de habitantes en las últimas décadas. En la zona de Villadiego, es sacerdote Leoncio, quien, en sus 11 años como religioso en la zona, ha visto como “se han perdido habitantes”. De hecho, lamenta que una de las partes más tristes de su trabajo es ver como sus feligreses enferman, se van marchando, pero aquí también “la labor de la Iglesia es acompañarles”. Leoncio destaca que ser sacerdote rural significa “un trato más personal. Dentro de esta España que no importa, aquí está la Iglesia”.
La Iglesia tiene que seguir atendiendo las necesidades de las personas que viven en los pueblos
Junto al testimonio de los sacerdotes, 'Solidarios por un bien común' muestra la vida de los habitantes de estas pequeñas zonas rurales en la voz de sus vecinos. Mari Carmen vive en Gúdar y lamenta que en los años 60 se marchó mucha población. Reconoce que “a los pueblos pequeños llega todo más tarde y menos”, pero no echa nada en falta para ser feliz. La escuela del pueblo cuenta con nueve alumnos de siete niveles distintos. ¿Cómo se da clase en estas circunstancias? “Entre todos se ayudan” explica María, la profesora.
Pilar es la tendera del único comercio de Gúdar. “Me vine para estar cerca de mi hijo, llevo 13 meses con la tienda, nos prometieron ayudas, pero todavía no han llegado”. Rosario tiene 104 años y cada 15 días recibe la comunión de manos de Leoncio. Al igual que Remedios y Teodoro, a los que la visita del sacerdote convierte ese día de la semana en algo especial. Porque, a donde no llega nadie, ahí está la Iglesia.