El Francotirarock vive la boda más surrealista: durante el confinamiento y por videollamada

El humorista de Rock FM cuenta las 'pintas' con la que sus amigos tienen charlas dramáticas sobre el coronavirus: vestidos de cangrejo

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El humorista Álex Clavero está viviendo situaciones de lo más absurdas y surrealistas durante el confinamiento, ya se a la hora de hacer la compra o ya sea celebrado el cumpleaños de su hija pequeña encerrados en casa. Sea como fuere, el Francotirarock arranca cada semana las risas de todo el equipo del Pirata y su Banda, con las mejores anécdotas durante la cuarentena. En este caso, el cómico cuenta cómo ha vivido una boda de lo más surrealista a través de las pantallas de un ordenador.

Pero antes, el Francotirarock contaba como están siendo las videollamadas con sus amigos. “Hice una fiesta en mi casa el otro día por videollamada, una fiesta de disfraces. No la organicé yo. En toda videollamada hay un momento para hablar de la situación que estamos viviendo, pero el otro día escuché a mis amigos frases como “la situación es dramática”. Lo decía un tío de 40 años vestido de cangrejo y, claro, no sabe uno como tomárselo”.

LOS DISFRACES MÁS ABSURDOS

“Otro le dice “yo estoy preocupadísimo”. No es que yo no esté preocupado, pero tiene bigote, gafas, 43 años y está vestido de Donette. Había otro vestido de Julio Iglesias y pensé: a ti ni se te ocurra hablar de víctimas porque no sé a qué te estas refiriendo. Tengo el cerebro que no sabe por donde tirar”.

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“Vamos a cambiar el tono de la conversación, que yo iba vestido de Alaska. No veas que frío daba el disfraz. Aunque con la cerveza que bebí creo que al final iba de Mario”, reía el humorista en referencia a Mario Vaquerizo, pareja de Alaska. “Hay gente que tienes a tanta gente en las pantallitas del ordenador durante las videollamadas que parece que estás mirando las cámaras de seguridad del Plenilunio”.

“Yo cuando habla la gente no sé quién está hablando, al final siempre termino mirándome a mí. Me miro tanto que, cuando voy al baño, digo: ¡anda mira! ¡El del ordenador!

UNA BODA POR VIDEOLLAMADAS

El otro día tuve una boda por videollamada. Pero una boda de verdad, con cura de verdad. Claro, cambió cosas del discurso: “lo que ha unido el Wifi que no lo separe el hombre”. Da igual la época, se tenían que casar porque tenían muy buena conexión. La boda acabó a las 8 de la tarde, no te imaginas la ovación de la gente... Casi reviento la web cam con el arroz. Vino una tuna... Bueno, eran unos negros con un ataúd, pero bailaban que te cagas.

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Lo complicado de esas bodas es ver dónde sientas a la gente durante las videollamadas. Nos mandaron el menú para que lo cocináramos nosotros en nuestra casa y que comiéramos todos lo mismo. No he comido peor en una boda en mi vida. Qué mal. Es una comida con mucha fibra. Lo que sí hubo fue tarta pero, en vez de cortarla, cortaron la conexión. Lo que sí hubo fue cookies, el fotógrafo dándole al Zoom... No hubo barra libre, hubo mueble bar. El sobre se lo dimos por Bizum, y de regalito nos dieron un emoticono, a mí una flamenca.

LAS VENTAJAS DE LA BODA

De hecho, mi novia me dijo el otro día que estaba encantada, era la primera boda en la que no había tenido que quitarse los tacones. Y es que íbamos de punta en blanco de cintura para arriba. Yo lo peté... Vestido de Alaska.

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