La Carrasca Milenaria de Lecina, el otro hijo de Nicolás, que se ha convertido en el Árbol Europeo del año
Esta encina sabe demasiado desde secretos inconfesables, amores secretos o reconocidos y cuenta con su propia leyenda
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Carrasca milenaria de Lecina, flamante Árbol Europeo 2021, ubicada en Lecina-Barcabo, en la provincia de Huesca tiene una altura de 16,5 metros y su copa cuenta con 28 metros de diámetro en una superficie de 615 metros cuadrados.
Segúna la leyenda que durante siglos se ha transmitido entre los habitantes de Lecina cuando las brujas poblaban la Sierra de Guara, bailaban y celebraban sus ritos alrededor de la carrasca.
La Carrasca ha visto de todo a lo largo de mil años: amores que se consolidaban, otros que se rompían, negocios que se cerraban bajo su copa, llantos, pesares y también muchas alegrías. Porque a la carrasca no hay viento que la doble y su tronco y sus hojas siguen erguidas y en pie como Lecina este pequeño pueblo del Alto Aragón cuyos 13 habitantes están orgullosos de que se sepa de su existencia y si es por su vieja encina, mejor que mejor.
Por ello, cuando ayer su Carrasca se convertía en el Árbol Europeo de 2021 por 104.264 votos, no podían parar de saltar, gritar, celebrar en definitiva.
A la Carrasca "que nadie la toque"
Ahora todos se alegran de haber salvado a esta encina del carbonero -suerte que no tuvieron otras encinas de la zona-, y todo gracias a la familia Arasanz. Nicolas Arasanz les dejó a sus hijos una herencia, su árbol, y una obligación, que la cuidaran, que no dejaran que nadie la tocara.
Y María Jesús, Felisa y Silvia han cumplido a rajatabla: "para nuestro padre era como un hijo, lo cuidaba, lo mimaba y para él este árbol que nadie se lo tocara".
Cuando se tuvieron que marchar del pueblo, a Nicolás le angustiaba qué le pasaría a su árbol. Para evitar que la gente la matara, huntó manteca de cerdo para que nadie pudiera llegar a ella.
La Carrasca, un auténtico tesoro natural cuenta con su propia web y sus redes sociales
La Carrasca de Nicolás ha servido para que ahora se hayan plantado 731 carracas bajo el lema "Aragón, a los que nos faltan" en un acto de homenaje a las víctimas de la pandemia de la covid-19.
Además es el símbolo del agradecimiento a los trabajadores sanitarios y de residencias de mayores, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los servicios esenciales y a todos los que han garantizado la cadena alimentaria.