Gestionar como gigantes

Gema Coria, presidenta de AJE Cantabria, reflexiona en esta tribuna sobre el papel de las empresas y la creación de nuevos segmentos de mercado

Gema Coria, presidenta AJE Cantabria

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Un informe de la Asociación de Mercados Financieros de Europa (AFME) y Price Waterhouse Cooper señala que el 15,5% del daño que la COVID-19 generará en el tejido empresarial de la UE lo va a soportar España. Es un dato muy alto teniendo en cuenta que el peso empresarial español en el total de la UE es del 9, 83%.

Esto significa que van a ser las pymes españolas, que componen el 98% del tejido empresarial del país, las que sufran este impacto y lo van a hacer de forma más acusada que las empresas del resto de Europa.

Por otro lado, los datos más recientes sobre longevidad empresarial en nuestro país señalan que una de cada cuatro empresas desaparece antes de cumplir cinco años. Una de cada dos no llega a celebrar su noveno aniversario.

Sin embargo, nadie emprende ni gestiona un negocio para bajar los brazos y rendirse antes de pelear porque los datos no animen. La empresa nace para sobrevivir y crecer y, no sé si somos aún conscientes, pero dentro de unos años, los que ahora son niños y niñas, van a preguntarnos cómo conseguimos que nuestros negocios sobrevivieran a la primera pandemia global.

Nadie emprende ni gestiona un negocio para bajar los brazos y rendirse antes de pelear porque los datos no animen

Mi respuesta a esa pregunta está clara desde ahora: gestionando como si fuéramos grandes.

Porque más allá de conceptos como automatización, digitalización o teletrabajo, cuyos superpoderes ya nadie cuestiona, existe un conocimiento casi tribal, una cultura de ecosistema empresarial, que contiene valioso conocimiento que aportar. Un conocimiento que se concreta en ideas como la que considero una guía fundamental para la supervivencia: gestionar como los grandes.

Gestionar como si fuéramos grandes es, para una pyme, no perder de vista los estándares de calidad de producto o servicio que incorporan los grandes operadores de su sector y autoexigirse alcanzarlos. Es estar atentos a las certificaciones, procesos, protocolos y controles que las grandes empresas se aplican, y a los compromisos sociales que sumen e iniciar el camino para implantarlos también.

Gestionar como los grandes no supone para la pyme alcanzar sus mismos objetivos a su misma velocidad. Pero supone hablar el idioma de la “primera división”, un ecosistema en el que la colaboración empieza a ser más importante que la competencia. En el que las grandes empresas buscan el servicio y la complementariedad que una pyme puede aportar en materias estratégicas como la innovación.

Se pone en marcha así un ciclo de generación de valor para el conjunto del tejido económico basada en algo tan intangible como la inspiración, pero capaz de traducirse a algo tan físico como es la facturación.

Una reacción en cadena que pasará por la implantación de tecnología, por la automatización de procesos y por la digitalización, por el desarrollo de modelos de bussines intelligence que ya están en la clave del éxito de los grandes negocios pero también del crecimiento de los pequeños.

No se trata de pensar en grande, estableciendo objetivos y plazos inalcanzables para un negocio sin el músculo económico de una gran empresa. Se trata de pensar, y de gestionar, como éstas, con la mira puesta en un objetivo final conjunto: crear nuevos segmentos de mercado. Ampliar los horizontes de operatividad de la pyme. Extender su longevidad. Llevarle la contraria a las predicciones. Convertirnos en los supervivientes empresariales de la primera pandemia global y estar aquí cuando nos pregunten ¿cómo lo hicisteis? Esos niños que serán los jóvenes empresarios que hoy nosotros somos.

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