HACIENDA
Montero: de estar con Díaz a ser la portavoz de Sánchez
Será la portavoz del ejecutivo de coalición, mantendrá el Ministerio de Hacienda y la elaboración del nuevo presupuesto será su primer objetivo
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María Jesús Montero, que repite al frente del Ministerio de Hacienda, es uno de los pilares del partido socialista, avalada por su habilidad negociadora y su trabajo minucioso, y principal responsable de la parte económica del acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos.
Además de titular de Hacienda será la portavoz del Ejecutivo de coalición, faceta en la que mostrará su carácter pedagógico y tratará de conciliar los puntos de vista de ambos socios de Gobierno, algo que agradecerán en Unidos Podemos, donde se le tiene en alta estima.
Desde su llegada al Gobierno procedente de la Junta de Andalucía entonces presidida por Susana Díaz hace un año y medio, Montero (Sevilla, 1966) ha ido ganando peso en el Ejecutivo y el PSOE: ha participado en debates electorales y formado parte del equipo negociador para la investidura.
Médica de profesión, la ministra se incorporó a la Junta de Andalucía en 2004 de la mano de Manuel Chaves, donde fue consejera de Sanidad y Hacienda con fama de buena negociadora, capaz de sacar adelante varios presupuestos en la región y defender la financiación autonómica ante el entonces ministro Cristóbal Montoro.
Curiosamente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la requirió en junio de 2018 precisamente para sustituir a Montoro, un puesto al que llegó con buena parte de su equipo en la Junta, incluidas las dos secretarias de Estado de su departamento.
Su primer reto, pocos días después, fue defender unos presupuestos de 2018 elaborados por su predecesor, a los que la moción de censura sorprendió en mitad de su tramitación parlamentaria y que el PSOE decidió asumir como propios ante la falta de tiempo para elaborar unos nuevos.
Una vez superado este obstáculo, llegó la iniciativa política, que Montero siempre ha defendido como vía para combatir la desigualdad: flexibilizar los objetivos de déficit público, aumentar el gasto social o incrementar la imposición a las grandes empresas, con nuevos impuestos para la banca y las tecnológicas.
Pero la verdadera carta de presentación de Montero en Madrid llegó con la defensa del decaído proyecto presupuestario de 2019, un agrio debate de dos días en el que la enérgica ministra rebatió uno a uno los argumentos de la oposición a sabiendas de que las cuentas y hasta la Legislatura estaban condenadas.
Pese al fracaso, la combinación de discurso duro con la capacidad negociadora y facilidad de trato de Montero -reconocida incluso por sus adversarios- le permitieron salir reforzada del debate y ganó peso en las dos campañas electorales de este año, donde ha representado al PSOE en debates televisados.
Como ya ocurrió en la fallida investidura de julio, Montero ha jugado un papel clave en la negociación del Gobierno de coalición, donde se ha encargado de la parte económica del acuerdo, y el propio líder de Podemos, Pablo Iglesias, le agradeció su labor durante el debate de investidura.
La ministra llegó incluso a estar en las quinielas para optar a una posible vicepresidencia económica, que finalmente será para la ministra de Economía, Nadia Calviño, con un perfil más técnico y experiencia en las instituciones europeas.
Las quinielas también sitúan insistentemente a Montero como posible sustituta de la secretaria general del PSOE andaluz desde que esta se postuló para presidir el partido, aunque nunca ha confirmado ni desmentido los rumores.
Siempre didáctica y empática, quienes han abordado negociaciones con ella la califican de trabajadora y escrupulosa, conocedora de los detalles y abierta a todas las propuestas.
Ahora, Montero prosigue su labor como ministra de Hacienda, con la aprobación de un presupuesto propio como primer gran objetivo, al que ella misma suma la reforma de la financiación autonómica.