La mitad de los fabricantes españoles de mascarillas han cerrado en solo 12 meses
La gran demanda surgida tras el estallido de la pandemia se convirtió en oportunidad para unas 100 empresas, que poco más de un año después se han visto obligadas a cerrar
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La pandemia llegó para cambiar nuestras vidas, al menos tal y como las conocíamos por aquel entonces. Ahora, mientras continúa la lucha contra el virus culpable de la covid, algunos ya empiezan a recrearse en una posible vuelta a lo de antes, a recuperar la vida tal y como la conocíamos.
Por el momento, y aunque todavía parece demasiado pronto para hacer cábalas, lo cierto es que sí que hay aspectos de la pandemia que, parece, hemos dejado atrás.
Así, el confinamiento total parece algo relativamente lejano, a pesar de que hace poco más de un año que nos mandaron a casa en medio de una incertidumbre que fue convirtiéndose en certezas según avanzaban las semanas.
El desconocimiento total tanto de la situación como del virus, de los cuales no conocíamos absolutamente nada, hizo que durante las primeras semanas la prevención se basara en rutinas que pronto dejaríamos de lado.
Es por eso que en un primer momento empezamos a desinfectarlo casi todo (sin saber que con las manos era más que suficiente) siendo especialmente cautelosos con todo aquello que venía desde fuera de nuestros hogares y nos acostumbramos a utilizar guantes, que fueron los primeros en llegar antes de ser sustituídos por las mascarillas, que finalmente se hicieron un hueco para acompañarnos durante una buena temporada, todavía sin fecha de despedida.
Del mismo modo, la gente, presa del pánico y del desconocimiento, se echó a las estanterías de los supermercados para aprovisionarse por lo que pudiera pasar, empezando a arrasar con todo.
Pronto llegarían también las pantallas y los geles, que según parece serán los últimos en irse cuando todo esto termine.
En medio de todo el caos que supuso la llegada de la pandemia, muchos vieron una oportunidad para reinventarse o para salir adelante dentro de la delicada situación socioeconómica que se avecinaba.
¿Una oportunidad o solo un parche?
Y así, surgieron en España las primeras fábricas de mascarillas, con el objetivo de atender una creciente demanda que no eran capaces de satisfacer ni desde el gigantesco mercado asiático.
Un sector novedoso y que, hasta ese momento, no tenía su hueco en España. Así lo demuestran los datos y así lo corroboran desde la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPIS (OESP), que en voz de su vicepresidente, Jorge Lázaro, comenta a los micrófonos de COPE que "el 100% del sector se ha creado de la nada, aunque la mayoría venían de los sectores sanitarios o de la cosmética, pero es un mercado nuevo".
A esta asociación pertenecen un buen número de estas empresas, que han producido a un ritmo de más de 135 millones de mascarillas al mes y que dan empleo directo a más de 550 personas, según los datos estimados desde la propia OESP.
Esta gran cantidad de empresas buscaban satisfacer no solo el mercado nacional, si no también aprovechar las necesidades fuera de nuestras fronteras. De esta forma, y según contabiliza Lázaro, "a principios de la pandemia se han concedido entre 80 y 100 licencias de fabricación de mascarillas quirúrgicas a nivel nacional, casi todas surgidas entre marzo-abril y hasta septiembre-octubre".
Sin embargo, esta oportunidad, que fue sinónimo de éxito para muchos, parece llegar a su final, como demuestran las estimaciones hechas desde la OESP: "Actualmente, por sondeos que hemos hecho, estimamos que quedan en torno a 30 o 40 empresas a nivel nacional", comenta su vicepresidente.
Así, el futuro próximo de las múltiples fábricas de mascarillas creadas o adaptadas en nuestro país parece más complejo que nunca, con una preocupante tendencia que ha llevado a prácticamente la mitad de ellas a echar el cierre tan solo un año después de su creación.
"Muchas no han conseguido sobrevivir debido a la alta competencia del mercado asiático, ya que son productos que vienen a un precio muchísimo más bajo que incluso los costes de fabricación aquí en España y eso hace totalmente inviable que el mercado nacional pueda tener continuidad", comenta Lázaro a COPE, apuntando a la competencia desde Asia como principal causante de esta situación.
Pero la competencia de precios no es el único motivo que ha llevado a este sector novel a tan delicada situación, ya que tampoco parece contar con el respaldo necesario por parte del tejido nacional.
Así, Lázaro comenta que "las empresas tenemos capacidad de suministrar al sector sanitario y al público", pero el problema según sus palabras es que "ahora mismo este mercado no está adquiriendo las mascarillas del sector nacional, si no de importadores o distribuidores", hecho que hace muy complicada la supervivencia de los productores españoles.
Del mismo modo, el vicepresidente de la OESP comenta que a pesar de que varias decenas de empresas sigan a flote, "todas están sufriendo en la actualidad", situación que cree solo cambiará si se regula el sector.
Por todo ello, desde su asociación se busca que "se regule el mercado y que las mascarillas que se consumen en España sean fiables, porque hemos detectado que hay muchísimas mascarillas que se importan y que no pasan los controles ni cumplen con la normativa que deben cumplir como producto sanitario", quejándose del hecho de que los productos que vienen desde fuera de nuestras fronteras no tienen que pasar un filtro tan exigente como los nacionales, el cual creen que es justo y necesario, pero para todos por igual.
Cuestionado sobre la posibilidad de que el sector se desplome cuando llegue el fin de la pandemia, Lázaro confía en que "es un mercado que puede tener continuidad, pero si no se regula y se protege el sector nacional, no la va a tener".
De esta manera, el vicepresidente de la OESP tiene claro que "si esto llegase a regularse y hubiese un cambio de tendencia sí es un mercado viable, independientemente de que el ritmo de vacunación avance y consigamos erradicar el virus", ya que cree que "seguirá habiendo un consumo en el sector sanitario, en el alimentario, probablemente también en el transporte, y en el mercado español tenemos capacidad suficiente para atenderlo y tener continuidad".
Lo que sí tienen claro desde la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPIS, es que el único camino para salvar a estas empresas pasa por "mantener y defender el producto hecho en España".
Solo así se conseguirá que este sector, que ha hecho tanto por la salud del país, se mantenga cuando todo esto termine, pudiendo reorientar la producción de este tipo de productos hacia otros sectores y salvando así a muchas compañías y a sus trabajadores de un final que no tiene por qué estar programado.