Una pastelería mítica de Pincanya sufre las consecuencias de las inundaciones de Valencia, pide ayuda y la respuesta sorprende: "Nos duele"

Son muchos de negocios situados en Paiporta, Chiva, Aldaia, Sedaví, Benetússer o Alfafar afectados por la DANA que tratan de volver a ponerse en pie. Es el caso de una pastelería centenaria de Pincanya que ha quedado devastada y que ya se ha puesto manos a obra para recaudar fondos que ayuden a su reconstrucción. 

Estado del interior de un bar en Paiporta (Valencia), destrozado tras el temporal. Archivo

EFE

Estado del interior de un bar en Paiporta (Valencia), destrozado tras el temporal. Archivo

María Bandera

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Las ciudades afectadas por la devastadora DANA intentan recuperar poco a poco la normalidad. En el camino muchas pérdidas de familiares que lamentar y también de negocios situados en Paiporta, Chiva, Aldaia, Pincanya, Sedaví, Benetússer o Alfafar y otras localidades valencianas o de Castilla-La Mancha, cuyos dueños aún son incapaces de valorar el alcance de los daños y mucho menos de ponerle una cifra. En cope. esLidia Garrido, cuya familia ha perdido siete de las nueve panaderías que tenían, estimaba pérdidas "incalculables". 

sortear la burocracia de las ayudas

A las labores de limpieza, se suman las dudas de cómo reclamar las ayudas. 

Le ha pasado a Débora, vecina de Chiva que ha perdido su casa y su floristería. En Herrera en COPE  ha pedido  ayuda para sortear el papeleo que implica la solicitud de ayudas. "Estamos muy perdidos, lo haremos mal porque somos gente que no tenemos ni idea de esas cosas y las gestorías están saturadas. Para mi es una montaña y los voluntarios del consorcio tampoco dan a basto".

Por lo pronto se ha dado luz verde  a las ayudas encaminadas a empresas cuya cuantía dependerá del volumen de operaciones que hayan tenido en 2023. De esta manera, podrán obtener 10.000 euros para un volumen de operaciones inferior a 1 millón de euros, 20.000 euros si ha estado entre 1 y 2 millones, 40.000 euros si ha estado entre 2 y 6 millones, 80.000 euros si ha sido de entre 6 y 10 millones de euros, y 150.000 euros si ha sido más de 10 millones.

Además estarán exentas de tributación tanto en el Impuesto sobre la Renta de las personas físicas (IRPF), como en el impuesto sobre sociedades (IS).

El  Consorcio de Compensación de Seguros ha registrado de momento ya más de 72.000 solicitudes de ayuda, de las cuales más de 30.000, el 40 %, ya se están tramitando. 

También sigue llegando la ayuda a Valencia canalizada a través de organizaciones como Cáritas que está coordinando las donaciones que llegan desde todo el país y también desde todos los puntos del mundo.

A la espera de que se empiecen a materializar estas ayudas, son muchos los empresarios y trabajadores de pequeños negocios que han tomado la iniciativa y están recaudando fondos para hacer frente a la limpieza de sus locales. 

Voluntarios y vecinos trabajan para despejar una calle de Paterna (Valencia)

EFE

Voluntarios y vecinos trabajan para despejar una calle de Paterna (Valencia)

crowdfunding: 24.000 euros recaudados

Es el caso de la familia Baixauli, vecinos de Picanya y dueños del Forn Pastisseria Baixauli, un local mítico que suma 300 años y que según relatan sus dueños ha quedado "destrozado" por la DANA. Para salir adelante han iniciado un crowdfunding que ya lleva recaudados ya más de 24.000 euros, con donativos que en algunos casos alcanzan los 3.000 euros. 

Aclaran que con este fondo buscan "recaudar los recursos necesarios y así poder comprar nueva maquinaria y devolverle a la pastelería el lugar que merece en el corazón de Picanya".

No es necesario, explican que las ayudas sean solo económicas "pueden ser en forma de materias primas como máquinas, mostradores, fermentadoras, arcones, o expositores refrigerados para tartas". 

Esta pastelería es un "negocio familiar"  que ha ido pasando de padres a hijos y nietos y que ahora se enfrenta a un duro momento que pone en jaque su futuro. 

Vecinos de Catarroja (Valencia), sacan barro de un garaje. Archivo

EFE

Vecinos de Catarroja (Valencia), sacan barro de un garaje. Archivo

El pasado mes de agosto, ya vivieron un momento delicado cuando Vicente Baixauli "se jubiló después de 50 años de trabajo". Fue la "insistencia de la propia familia y del pueblo de Picanya para que no cerrara" la que llevó a su hijo y a su sobrino a reabrir el pasado mes de septiembre con ilusiones renovadas. 

No han pasado ni tres meses y han sufrido el revés de las riadas que se llevaron por delante "toda la maquinaria" y los sueños de continuar con un negocio centenario. "Esta tragedia nos afecta profundamente como familia, y también nos duele por todas aquellas personas que nos habéis apoyado durante estos años". 

Esta pastelería agradece el apoyo recibido y las aportaciones por poco que sean porque no dejan de ser "un paso" para abrir de nuevo y "seguir ofreciendo sus productos". 

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