Iglesias y Colau pierden tirón electoral
Su 'decepcionante' resultado el 21-D amplía la sensación de derrotismo en las filas del partido
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Altamente decepcionante. Esas palabras con las que Iglesias definió los 11 escaños de Catalunya Si que es Pot y Lluis Rabell en 2015 sobrevolaban desde hace días la sede nacional de Podemos. Los responsables de prensa venían alertando en los últimos días a sus portavoces de que, si se cumplían las encuestas, algún periodista les preguntaría por ellas la misma noche electoral. Y los sondeos acertaron de pleno. Catalunya en Comú y Xavi Domenech bajaron hasta los 8 escaños. Antes de arrancar la campaña, el entorno del candidato hablaba de superar los 20, alguno pronosticaba hasta 25 e incluso se atrevían a decir que menos de 15 diputados sería un mal resultado. Según se acercaban las elecciones, el mensaje viró hacia la importancia de ser la llave de la gobernabilidad. Lo convirtieron incluso en su lema principal. Pero según avanzaba el recuento, comenzó el rediseño del mensaje.
Más allá de la doble decepción por la victoria de Ciudadanos y la mayoría independentista, algunos en la calle Princesa no ocultaban su alivio por no tener que decidir quien gobierna esta Cataluña dividida y aumentar el previsible desgaste en el resto de España que tanto daño les está haciendo. Dicho de otra forma, no investir a un candidato constitucionalista, podría haber tenido consecuencias mucho peores que ser irrelevantes. Hay quien dice que quien no se consuela es porque no quiere.
Pero lo cierto es que Podemos y los comunes partían con dos vetos (Ciudadanos y el Junts per Catalunya) y ambos partidos fueron los triunfadores de la noche. Así los máximos dirigentes morados redirigieron el análisis hacia el eje izquierda-derecha. Así lo hicieron Pablo Iglesias, Irene Montero y Pablo Echenique en las redes sociales. Este último resumía que “entre el 155 y la DUI, entre la represión y el procés unilateral, hacen crecer a las derechas que, tras las diferentes banderas, machacan a la gente trabajadora”
Fuentes del Consejo Ciudadano Estatal consultadas por Cope se ratifican en que “los dos grandes mensajes que nosotros estábamos proponiendo son las que pueden solucionar esto: diálogo, y un referéndum pactado” y añaden que “ahora sólo queda que se entienda el mensaje que han dado los catalanes: la gente quiere votar para decidir y el Estado y el Gobierno de Catalunya tienen que dialogar para buscar una solución pactada”
Pero a nadie se le escapa que el mal resultado de la alianza de Podemos y los comunes tiene también una lectura que afecta a Pablo Iglesias y a Ada Colau. El tirón electoral de ella queda cuanto menos en entredicho, al menos mientras no dé el paso de cambiar la política municipal por la autonómica. Y él tendrá que reflexionar sobre su apuesta a todo o nada por unirse al partido de la alcaldesa. No escatimó esfuerzos, aunque ello supusiera enfrentarse sin disimulo con la dirección de Podem hasta la dimisión de su secretario general Dante Fachín. Y todo para nada, que es como algunos ven los 8 escaños que tendrán en el Parlament.