Los virajes políticos de Sánchez: de recibir al Aquarius a rechazar el Open Arms

Los planteamientos del Gobierno han dado un vuelco radical en menos de un año en política migratoria. La foto ya no es "necesaria"

Los virajes políticos de Sánchez: de recibir al Aquarius a retener el Open Arms

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, aseguraba este pasado sábado que España es el país de la Unión Europea que hace “el mayor esfuerzo” en cumplir las normas de acogida a refugiados, y ha instado, en casos como el del buque Open Arms, a que los demás países de la UE sigan el ejemplo español.

Calvo refirió a la situación de este barco, que espera cerca de la isla italiana de Lampedusa dónde desembarcar a los 121 inmigrantes que rescató hace una semana, y ha afirmado que “debe atracar en el puerto más cercano”.

Anteriormente, el Gobierno de España advirtió al capitán del buque humanitario Open Arms de que realizara rescates de migrantes en el Mediterráneo si no quiere enfrentarse a multas de hasta 901.000 euros. Así se lo ha hecho saber en una carta firmada por Benito Núñez Quintanilla, el director general de la Marina Mercante, organismo dependiente del Ministerio de Fomento.

Un detalle que ejemplifica los volantazos del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en políticas de migración. Lejos queda ya el pasado junio de 2018, cuando el líder del Ejecutivo anunciaba orgulloso que España acogería al buque Aquarius a través del puerto de Valencia porque, aseguraba Sánchez, era “una obligación ayudar a evitar una catástrofe humanitaria y ofrecer un puerto seguro a estas personas cumpliendo con las obligaciones del derecho internacional”.

Tras varias reuniones internacionales, los países de la Unión Europea accedieron a acoger gran parte de los 630 inmigrantes que transportaba el Aquarius. Era la idea del gobierno de Sánchez, conseguir una implicación internacional a la vez que daba un paso al frente en las dos principales críticas a Rajoy desde la oposición: eliminar las devoluciones en caliente y acabar con las concertinas en Ceuta y Melilla. Ambos objetivos no se cumplieron. La entrada de 602 personas a través de la frontera en Ceuta provocó un viraje en las políticas migratorias. Sánchez reactivó un viejo acuerdo de 1992 con Marruecos y desbloqueó fondos desde Bruselas para que el país africana reforzara su lucha migratoria, así como poner en marcha las devoluciones en caliente entre ambos.

Pero el cambio quedó totalmente reflejado cuando el mismo barco Aquarius del que había hecho bandera el Ejecutivo, no pudo atracar en puerto español porque, en palabras del Gobierno, “no era seguro”. Eso sí, en el caso del pesquero Loreto, la vicepresidencia del Gobierno aplaudió y defendió un desembarco en Libia, porque era el “puerto más cercano, por lo tanto el más seguro”. Preguntado por la acogida del Aquarius, José Luis Ábalos, interpelado en el Parlamento, reconoció que sólo había sido “una llamada de atención a Europa” para que se movilizara  ante el drama humano que suponían la insolidaridad del Ejecutivo italiano.

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