¿Qué hay detrás del cierre del canal de YouTube de Vox?
La plataforma asegura que se debe a reclamaciones por copyright, pero el partido de Abascal insiste en el sesgo ideológico.
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
El martes 19 de junio, VOX anunció desde su cuenta de Twitter que YouTube había cerrado su canal en la plataforma “sin ninguna explicación”. El partido afirmó que se trataba de “un grave atentado contra la libertad de expresión” y exigían explicaciones y la rehabilitación de su cuenta de forma inmediata.
Un día después, hemos sabido que el cierre del canal se debió, según fuentes de YouTube, a la acumulación de hasta tres infracciones por derechos de autor. La política de YouTube con el copyright es muy estricta y el partido de Abascal suele subir vídeos con intervenciones de sus miembros en radios y televisiones a su canal. VOX afirma que las denuncias por copyright han sido realizadas por ·"activistas de izquierdas" y han abierto un hilo en Twitter expresando su opinión.
A raíz de esta polémica se ha reavivado un debate que nació en EEUU, con la inestimable colaboración de Donald Trump, sobre el posicionamiento ideológico de las grandes compañías de Silicon Valley. En unos tuits de 2018, el presidente norteamericano no dudó en afirmar que “Google y otros están suprimiendo las voces de los Conservadores” y seguía, “ellos controlan lo que podemos y no podemos ver”.
Pero al margen del frenesí tuitero del magnate neoyorquino, su propio partido, encarnado en los senadores Ted Cruz (antiguo adversario de Trump en la carrera presidencial) y Mike Lee, afirmaron en el Senado de EEUU que compañías como Facebook o Google tenían un sesgo “anti-conservador”.
Lo cierto es que, en España, al margen de este incidente con VOX, cuentas de Facebook muy populares, de humor y críticas con partidos de izquierdas, como ‘Willy Tolerdo’ (con casi 200.000 seguidores en la plataforma de Zuckerberg), ‘El Libre Pensador’ (140.000 seguidores) o ‘Mayoría Silenciosa’ (130.000 seguidores) han sido cerradas de la noche a la mañana. Hasta el popular youtuber 'Un Tío Blanco Hetero’ ha realizado un vídeo sobre el tema, en la propia plataforma de Google, acumulando casi 100.000 visitas.
¿Hasta qué punto es cierto todo esto? ¿Dónde está el problema realmente con las grandes empresas tecnológicas? No se puede obviar que cada plataforma funciona de forma distinta y conforme a unas reglas propias. Pero desde hace un tiempo y a raíz de ataques terroristas como el tiroteo retransmitido por Facebook Live en Nueva Zelanda, los gigantes de Internet tratan de cubrirse las espaldas.
Facebook anunció en marzo de este año que iba a endurecer sus políticas contra el odio, centrándose en “el nacionalismo y el separatismo blanco”. YouTube también ha tomado cartas en el asunto y ha decidido que bloqueará los vídeos que contengan contenido de extrema derecha, discurso de odio, supremacismo e incluso terraplanismo (teoría surgida en Internet que afirma que la Tierra es plana) y demás teorías de la conspiración.
Como resulta evidente, todos estos esfuerzos de las grandes compañías de Internet se realizan a través de sus famosos algoritmos, lo que los convierte en esfuerzos automatizados. Para Google o Facebook resulta imposible revisar cada vídeo o noticia que se sube a cualquiera de sus plataformas, así que su respuesta resulta en un endurecimiento de sus criterios.
La guinda a todo este lío llegó a principios de este mes con la decisión de YouTube de retirar la monetización al canal 'StevenCrowder', el canal conservador más popular de EEUU (y del mundo) con casi 4 millones de suscriptores. Esta decisión ha supuesto que el canal no pueda beneficiarse de los ingresos que generen sus vídeos en YouTube por publicidad. Sin embargo, la decisión no fue tomada por un algoritmo esta vez. El equipo de YouTube tuvo que entrar de oficio y actuó atendiendo a la petición del periodista latino Carlos Maza del medio online Vox (nada que ver con el partido), que acusaba a Cowder de insultarle y de crear contenido homófobo.
Recientemente, el New York Times escribió un reportaje en el que acusaba a YouTube de fomentar la radicalización de los jóvenes hacia posiciones de extrema derecha. Esto, unido a las quejas de Carlos Maza, que no ha quedado contento con la desmonetización de Crowder y exige que sea expulsado de la plataforma, hacen que a los gigantes de Silicon Valley les lluevan críticas por la izquierda y por la derecha.
No parece fácil mantener la neutralidad en la época de los medios digitales.