De la sala de máquinas de La Moncloa a superministro: así forjó Félix Bolaños su confianza con Pedro Sánchez
Es quien tendrá control del poder ejecutivo, como ministro de Presidencia, del legislativo, responsable de las relaciones con las Cortes, y el judicial, titular de Justicia
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Es el gran protagonista de la foto de familia que se hará Pedro Sánchez con su nuevo Consejo de Ministros para la legislatura que comienza este miércoles. Félix Bolaños se convierte en el superministro que tendrá en su mano control sobre los tres poderes del Estado: el Ejecutivo, ya que mantiene el papel de ministro de Presidencia, el Legislativo, porque será el responsable de relaciones con las Cortes, y el Judicial, porque asume la cartera de Justicia. Este abogado del Banco de España y militante de la Federación Socialista Madrileña ahora es una figura nunca vista en la historia política nacional.
El caso de Miguel Boyer es el más cercano. Concentró en sus manos Economía, Hacienda y Consumo, con la misión de que la España de Felipe González siguiera creciendo. Tras la expropiación de Rumasa como gran titular y una serie de profundos cambios económicos, tuvo que dimitir. Ese hombre fuerte encontró el límite de los superministros, un ejemplo del papel que puede desenvolver Bolaños al echarse a sus espaldas asuntos tan polémicos como la amnistía, la independencia del poder judicial y una legislatura de guerra dura con la oposición.
Su confianza con Pedro Sánchez
Todo comenzó en 2001 cuando comenzó a trabajar en el departamento laboral del despacho Uría Menéndez Abogados. En ese tiempo también fue docente en el Instituto de Empresa. Obtuvo la única plaza convocada para letrado asesor en materia laboral, sindical y de Seguridad Social del Banco de España. De forma que en 2005 se convirtió en jefe de la división de Asesoría Jurídica, Laboral y Documentación. 10 años después, Pedro Sánchez le fichó para que se convirtiera en su sombra, en su confidente. Se puso de su lado en la guerra interna de 2017 y, desde entonces, vio recompensada esa confianza.
La negociación de asuntos especialmente delicados o encallados en el seno de la coalición ha sido suya. Por ejemplo, está detrás de la redacción de la Ley Trans aprobada hace apenas una semana después de meses de acalorada discusión con Irene Montero. Su rostro fue casi desconocido hasta que se encargó del proceso de exhumación de Franco. La labor definitiva ha sido en la trastienda de las negociaciones con los socios parlamentarios para la investidura. Aunque Santos Cerdán pasó largas veladas en un hotel de Bruselas hasta recibir el sí de Carles Puigdemont, Bolaños lo coordinaba todo para Pedro Sánchez.
De la sala de máquinas de La Moncloa a superministro
Antes ya había cosechado otros éxitos. Félix Bolaños fue la sombra de Pedro Sánchez desde que comenzó a tramar la moción de censura contra Rajoy, que salió adelante el 1 de junio de 2018. A partir de entonces, se convirtió en uno de los principales estrategas en Ferraz. Allí mantuvo también un largo pulso con Iván Redondo, que se saldó con la remodelación de Gobierno de julio de 2021. Todo acabó con que el hombre que escrutaba las encuestas perdió la confianza del presidente y regresó al sector privado. El otro se convertía en Ministro de la Presidencia.
Félix Bolaños también fue el encargado de negociar con el PP la renovación del Tribunal Constitucional, donde consiguió la mayoría progresista encabezada por Cándido Conde-Pumpido, pero se quedó con la miel en los labios con la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Alberto Núñez Feijóo rompió los contactos al constatar que el Gobierno iba a derogar el delito de sedición y rebajar el de malversación para cumplir sus pactos. Ahora la retomará desde la cartera de Justicia, con la amenaza de cambiar las mayorías necesarias para llevarlo a cabo.
El conflicto con los jueces
Llega a la sede de la calle San Bernardo de Madrid en uno de los momentos más convulsos de la historia de este Ministerio. Todas las asociaciones de jueces y fiscales se han pronunciado abiertamente en contra de la amnistía, una cuestión que se ha sumado a las constantes acusaciones al ejecutivo central por presunta injerencia política en el trabajo de los profesionales de la justicia y a una reforma del CGPJ que no se produce desde hace un lustro. Por si fuera poco, Bolaños tendrá en su maletín el famoso lawfare que supone una amenaza para el mundo judicial nacional.
El superministro estará al frente de una institución con jueces de todo el país protagonizando manifestaciones inéditas contra una iniciativa legislativa, un sector conservador del Consejo General del Poder Judicial decidido a denunciar esta medida y una administración con falta de medios materiales y personales que ha convertido a la Justicia española en lenta y colapsada. Una de sus primeras labores será mediar en el conflicto entre el número dos de Pilar Llop, su antecesora, Tontxu Rodríguez, que acusó al juez Manuel García Castellón de prevaricación por la investigación a Carles Puigdemont por terrorismo.