El deshielo entre Sánchez y Casado eleva el listón de la independencia del Poder Judicial
Gobierno y PP cuentan con sortear escollos para allanar el pacto de Estado
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La breve conversación de Pedro Sánchez con Pablo Casado ha empujado a ambos a modular posiciones. Y a hacer hincapié en que la fumata blanca está cada vez más cerca. El Presidente ya había marcado en rojo la prueba de fuego de las elecciones catalanas para sacudirse lo que representa un lamparón en su ejecutoria. Ha llegado además al post 14-F en medio de una fractura con su socio Pablo Iglesias sin precedentes. Al líder del PP también conviene cruzar este “Rubicón” ya y por el que, asume su entorno, va a ser criticado. Ahora o nunca.
La expectativa es cerrar de manera inminente un pacto global que lleva coleando desde hace meses, incluso años. El Gobierno mantiene su confianza en sortear los flecos pendientes de una negociación con el Partido Popular para renovar en un “pack” los órganos pendientes, desde el Consejo General del Poder Judicial, al Tribunal Constitucional, pasando por el Defensor del Pueblo o RTVE. Todo de golpe, tal y como ya relató la Cadena COPE, antes del miércoles, la víspera de la elección el jueves de 6 miembros del Consejo de Administración de RTVE en el Congreso de los Diputados. “Ojalá culmine todo ya”, repiten en La Moncloa.
Tendidos los puentes, el Ejecutivo y la Oposición han partido como base el acuerdo cerrado el verano pasado. Entonces, siempre según la versión gubernamental, se logró un entendimiento “prácticamente al 99%” en las conversaciones. Así lo verbalizó Sánchez que, de creer a estrechos colaboradores, quedó desconcertado ante una ruptura de Casado. Sobre los motivos que llevaron a los populares a romper las conversaciones, que ya habían saltado por los aires en otra ocasión, a finales de 2018, desde la calle Génova hicieron hincapié en las arremetidas de la facción de Unidas Podemos del Gabinete contra la Jefatura del Estado o el Poder Judicial.
En las últimas horas, los contactos discretos de alto nivel se toparon, entre otros extremos, como escollo, con el consenso de las dos partes para cerrar la presidencia del CGPJ. “Hay varios nombres encima de la mesa”, detallaban a la Cadena COPE fuentes solventes, con un tira y afloja al barajarse varios nombres. En verano, llegaron a sonar con fuerza las candidaturas de la magistrada del Supremo, Pilar Teso, por parte socialista, y Juan José González Rivas, hoy al frente del Constitucional, como apuesta popular, para regir el órgano de gobierno de los jueces.
En cambio, unos y otros han venido compartiendo la filosofía para “la despolitización” de la elección del Consejo General del Poder Judicial. La fórmula de elección de sus miembros, una controversia histórica, será motivo de un compromiso a futuro. Precisamente, sobre este asunto, el PP presentó una propuesta por la que los 12 vocales del turno judicial fuesen elegidos por los propios jueces. Aquella iniciativa fue rechazada de plano por el PSOE al entender que, de antemano, había de renovarse el CGPJ, dado que su mandato caducó hace dos años. No obstante, existe concertación para sellar los términos a cinco años vista.
Con las circunstancias propicias para el pacto de Estado, queda todavía pendiente de decidir la escenificación con pompa entre Pedro Sánchez y Pablo Casado. Cuestión menor, hasta cierto punto. La instantánea, de producirse, serviría a Sánchez para apuntalar su viraje, circunstancial o no, hacia la centralidad y fortalecería a Casado. Ambos ganan. Las Instituciones, a ojos de sendas partes, también.