La guerra quita el sueño al Gobierno: "La Legislatura está en el aire"
Crece la preocupación por el desgaste ante los estragos económicos
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"El resto de la Legislatura ha quedado en el aire”. Con estas palabras resume a COPE un alto cargo del Gobierno lo que se respira en un Palacio de La Moncloa en donde barajan todos los escenarios con la adopción llegado el caso de medidas excepcionales para hacerles frente. “El Presidente hará lo que haga falta”, subraya su entorno cercado con lo que puede estar por venir.
Para Pedro Sánchez, la Unión Europea debe poner en pie una acción conjunta de los Veintisiete en el a todas luces vital consejo de los próximos días 24 y 25 para frenar la “escalada irracional” de los precios de la electricidad y el gas. En caso de que la cumbre de finales de mes sea incapaz de arrojar medidas concretas, el Presidente está decidido a moverse por su cuenta. “Estaríamos obligados a tomar decisiones que no pensábamos ante la situación de emergencia”, aseveran. En la mente del Presidente, una intervención de los mercados de suministros energéticos ante el alza de los precios de la electricidad o el gas.
Es tal la gravedad de la situación como para que Sánchez muestre disposición a saltarse, llegado el caso, la misma legislación comunitaria. La cuestión es que hay que estar listos para la cumbre europea. Pedro Sánchez ha podido obtener una voluntariosa declaración de unidad de la Conferencia de Presidentes de La Palma para negociar ante nuestros socios. En sus manos queda una gira a unos cuántos países antes de viajar a Bruselas y promete multiplicar las consultas. Los movimientos del Presidente son evidentes en el intento de parar golpes. Es el propósito de aquí a diez días. ¿Qué pasará? La Comisión Europea “está en buena línea” para presentar su plan capaz de mitigar las repercusiones de los ataques de Vladimir Putin en Ucrania.
El repentino cambio de prioridades y objetivos ha instalado en el Ejecutivo una mezcla de temor y dudas sobre qué ocurrirá de ahora en adelante cuando, hace apenas unas semanas, lo único que regía en la sala de máquinas socialista era el alcance de la recuperación económica. Las previsiones a corto y medio plazo han llevado a acuñar el término “economía de guerra”. El Gabinete destila inquietud, incertidumbre y hasta impotencia entre sus miembros. La alarma en los círculos socialistas es real ante la perspectiva verbalizada por Sánchez de una guerra larga y con “riesgo de cronificarse”.
El alcance nacional de la crisis en suelo ucraniano debería forzar al Gobierno a sellar con el PP una remada conjunta. El equipo presidencial entiende que Alberto Núñez Feijóo “debe de aterrizar” al frente de los populares como puya para finalmente atender Sánchez su reclamada rebaja de impuestos en la Conferencia de Presidentes de La Palma con el objetivo de reducir el impacto directo del conflicto en los sectores afectados. A priori, a rastras y sin concretar aún oficialmente qué teclas tocará. “Las bajadas de impuestos no son la solución a todo”, gustan incidir en La Moncloa defendiendo estar haciendo un gran esfuerzo fiscal. Hasta ahora, ya se han rebajado todos los impuestos de la luz, lo que supone entre 10.000 y 12.000 millones hasta fin de año.
Entre los muros del palacio presidencial crece la preocupación por el desgaste ante una ciudadanía que sufre la crisis en sus bolsillos. El Ejecutivo asume la necesidad de mostrarse proactivo, aunque siga sin atreverse a cuantificar, o al menos a verbalizar, la envergadura de los daños en el horizonte. Ucrania centra los debates y en todas las perspectivas. Desde el reparto de refugiados, puesta en marcha incluida de 5.400 plazas de acogida del sistema estatal, hasta la búsqueda de una mayor cooperación y colaboración frente a los ciberataques. Así quedaba evidenciado entre otros extremos en la movida cita de Sánchez con los barones autonómicos.
“Pactar la incertidumbre puede quedar bien, pero es solo incertidumbre”, clamó Isabel Díaz Ayuso que pidió ante Pedro Sánchez destinar los 20.000 millones del Ministerio de Igualdad a ayudar a las familias. Los interrogantes se multiplican. Es fruto de la convicción del núcleo duro que esta prueba también la superará Sánchez. Y es que “el Presidente es como una roca”, según la tesis de sus colaboradores. Pero visto lo ocurrido en estos dos últimos años nadie lo dice ya muy alto, vaya a ser que a la mala racha le siga otra más.