Sin micrófonos: Susana Díaz tropieza con Sánchez en sus flirteos con un adelanto electoral
El papel lo aguanta todo, incluidas las expectativas. La máxima, sin embargo, se tambalea en ocasiones ante la realidad de las urnas. Los socialistas dudan respecto a los pasos a dar
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La rumorología está disparada y entra en escena el viejo dicho político de “cuando el río suena…. ¿urnas llevan?”. Porque lo cierto es que anda sobre las mesas de la planta noble de la misma sede de Ferraz la posibilidad de una convocatoria de elecciones andaluzas en otoño, el próximo noviembre, sin esperar a marzo de 2019, cuando tocarían de apurarse los plazos.
Un escenario, el del adelanto electoral, que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, puede permitirse negar con vehemencia e incluso dibujar un escenario de estabilidad, al menos hasta que expire el verano. Hay precedentes para la sospecha puesto que en 2014 la lideresa del PSOE-A hizo precisamente eso: negar la mayor para después anteponer los intereses electorales de sus siglas y convocar a los andaluces a las urnas.
Los sondeos en manos de Ferraz, según trasladan fuentes solventes a la Cadena COPE, arrojan un deterioro de la imagen de Díaz, a la baja desde su tropiezo en su intento de asalto nacional, y un fortalecimiento de la del PP y, ojo, de Ciudadanos. De producirse el anticipo electoral, sería “técnico”, de pocos meses, pero provoca dudas en las sentinas socialistas. Aunque los discursos oficiales guarden las apariencias, basta rascar un poco debajo de la superficie para percibirlas. Es significativo que en la dirección del PSOE se desvinculen de los pasos que pueda seguir Susana Díaz. “Ella dirige su estrategia”, se escucha en la calle Ferraz.
Pero igual que sostienen este argumento, también se percibe en el entorno mismo de Pedro Sánchez un apego a la conveniencia de agotar la Legislatura en Andalucía para tratar de barrer para casa. La situación es en principio propicia para una victoria electoral autonómica de Díaz, pero, según el análisis de los consultados, podría encontrarse con más dificultades de las que ya tiene ahora para llegar a pactos de gobierno con Ciudadanos. “Imposible”, alertan, si las siglas de Albert Rivera lograsen la segunda posición por delante del PP. Algo que no descartan.
“En ningún lugar se ha visto que el principal partido de la Oposición sostenga al Gobierno”, remachan en Ferraz. Es verdad. Rivera dejaría atrás su etapa de muleta del Palacio de San Telmo y marcaría distancias con la vista puesta en las sucesivas convocatorias en el resto de España. Eso por no hablar de una eventual alianza de los naranjas con los populares que desbancase del poder a los socialistas. Las consecuencias serían nefastas para Sánchez. Ello significaría que de Despeñaperros para arriba el competidor del PSOE, además de Podemos, sería Ciudadanos.
Haya o no elecciones anticipadas, algo está claro: Susana Díaz arriesga su propia supervivencia, algo nada del gusto de la clase política. Suya es la decisión de echar la moneda al aire.