Los 39 dramas que esconde la muerte de los vietnamitas en el camión

La policía de Essex ha publicado ya las identidades de las víctimas, cuyas edades oscilan entre los 15 y los 44 años

Los 39 dramas que esconde la muerte de los vietnamitas en el camión

Paloma García Ovejero

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Las noticias que llegan de una vigilia católica a la luz de las velas en un remoto pueblecito de Vietnam hablan de un anciano que inundó de lágrimas la iglesia al contar cómo había vendido su pequeña parcela de tierra para ayudar a financiar el viaje de su hijo al Reino Unido. Los futuros ingresos del joven -quizás en una granja, en un restaurante o en una fábrica- ayudarían a costear el tratamiento médico de su padre, a comprar de nuevo el terreno de la familia y a pagar a los traficantes. O eso es lo que le habían hecho creer. Ahora le toca hacer de abuelo de un huérfano y afrontar una deuda inabarcable en la vejez. Agarrando desesperado a su nieto pequeño, ese hombre se rompió al darse cuenta de que le habían vendido un hato de mentiras.

Lo cuenta el director de la Fundación Arise, Luke de Pulford, quien añade: «Las víctimas que han muerto en estos contenedores se conocen en Vietnam como los “box people” [la gente de las cajas], evocando la anterior tragedia de los vietnamitas "boat people" [la gente de los barcos] que huyeron del comunismo en embarcaciones improvisadas y destartaladas».

Ahora, una vez finalizada la fase de identificación e informadas las 39 familias, la policía de Essex (Inglaterra) ha hecho pública la lista de nombres y apellidos. Les ha devuelto la dignidad al rescatarles del anonimato y en las próximas horas procederá a la repatriación de los cadáveres. Todos ellos proceden de Vietnam y, aunque sus orígenes se reparten por siete provincias distintas, 20 venían de Nghe An y 10 de Ha Tinh.

Estas dos zonas son las más pobres del país: allí el salario medio anual es de 1.900 euros, es decir, inferior incluso a los 2.200 € del promedio de ingresos anuales de los trabajadores vietnamitas. Las autoridades del país estiman que, solamente los migrantes de la provincia de Nghe An, habrían generado más de 200 millones de euros en remesas enviadas desde el extranjero.

De los 39 muertos en el camión frigorífico hallado el pasado 23 de octubre, una decena han sido catalogados como “teenagers”: tenían entre 15 y 19 años. El mayor del grupo tenía 44.

De Pulford explica también que estos "box people" se han convertido en una fuente importante no solo para los suyos sino para las redes de tráfico de personas, que proporcionan todo tipo de facilidades inicialmente y después les abandonan a merced de los contrabandistas distribuidos por Asia y Europa -denominados en el argot como “the line” [la línea]-, que ni siquiera se relacionan entre sí.

Nicolás Laínez, investigador asociado del Centro para el Sudeste Asiático de París, puntualiza en una entrevista con Efe que el caso de Essex fue "un accidente gravísimo que no pasa nunca porque (los traficantes) no tienen ningún interés en que ocurra: pierden reputación y clientes". Y, según su experiencia, "no hay una cadena de mafiosos que te van a engañar en la provincia de Nghe An, llevarte a 15.000 kilómetros y explotarte en Inglaterra, eso no existe. Son individuos que forman parte de una cadena y el primero no conoce al último. Cada individuo presta un servicio".

También AFP ha hablado con las familias de las víctimas del camión de Essex y afirman que sus allegados, originarios de pequeños pueblos aislados del país asiático, esperaban ganar un sueldo con el que pagar a los traficantes y enviar dinero a casa. Según la agencia francesa, la mayoría de los vietnamitas que llegan al Reino Unido encuentran su primer empleo en salones de manicura o en plantaciones ilegales de cánnabis.

De hecho, la ONG Unseen UK ha denunciado esta semana que tras las “nail bars” [literalmente, barras de uñas] se esconden numerosos casos de explotación laboral. De todas las denuncias recibidas el año pasado en el Teléfono de Ayuda contra la Esclavitud Moderna, más del 10% procedían de este sector. Por eso han renovado el llamamiento a todos los clientes, pidiendo que les avisen si notan a los trabajadores retraídos o temerosos, reacios a manejar dinero; si pareciera que habitan en ese mismo lugar; o los precios les resultan demasiado baratos.

Se calcula que en el Reino Unido hay 136.000 personas esclavizadas a fecha de hoy.

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