El primer ministro de Portugal amenaza con dimitir si se aprueba la congelación de los salarios en educación
António Costa asegura que no se trata de un “chantaje” ni de un “ultimátum” y que, de aprobarse, “comprometería la credibilidad internacional de Portugal”
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El primer ministro portugués, el socialista António Costa, amenazó hoy con dimitir si finalmente es refrendada la medida que reconoce que la actualización de los salarios de los profesores debe incluir casi diez años de congelación.
"La aprobación final de esta iniciativa constituiría una ruptura irreparable con el compromiso de equilibro" y "comprometería la credibilidad internacional de Portugal", dijo Costa, en una declaración institucional tras encabezar una reunión "de emergencia" con su Gabinete. "No estamos haciendo chantajes ni ultimatums. Es mi deber de lealtad informar con franqueza a los portugueses", afirmó el primer ministro. Aceptar las demandas del colectivo de profesores, apuntó, obligaría a habilitar partidas excepcionales que solo serían posibles mediante recortes o aumentos de impuestos.
Además, si prospera la iniciativa, se abriría la puerta a un rosario de demandas similares de otros empleados públicos y de trabajadores que sufrieron también congelación salarial durante los peores años de la crisis. "Cualquiera de las alternativas compromete la gobernabilidad", indicó Costa. Al borde de las elecciones, previstas para el próximo octubre, "cuatro partidos se han entendido en la Asamblea de la República para aprobar algo que no habían propuesto (en sus programas electorales)", agregó.
El primer ministro se refería así a la aprobación, el jueves en el Parlamento, de una iniciativa para contabilizar de forma integral el tiempo de servicio congelado a los profesores para actualizar sus salarios. Todos los grupos, a excepción del socialista, votaron a favor. Según Costa, sus aliados en el Gobierno, el Bloque de Izquierda y el Partido Comunista, son "coherentes" con lo que han venido defendiendo desde 2017, pero la derecha se ha sumado, en una actitud "incoherente".