J.L. Restán | Línea Editorial
Qué sociedad queremos
El juicio contra cinco presuntos violadores que se celebra en Pamplona está arrojando numerosas lecciones que la sociedad española debería, cuanto menos, considerar.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El juicio contra cinco presuntos violadores que se celebra en Pamplona está arrojando numerosas lecciones que la sociedad española debería, cuanto menos, considerar. Es verdad que no se conoce la identidad de la víctima, pero no por eso los medios de comunicación son menos responsables de la re-victimización de quien está sometida a recuerdos, interrogatorios y juicios sobre su persona. Los imputados tienen derecho a ser considerados inocentes porque este principio es fundamental para un juicio justo, pero eso no significa que merezcan un mejor trato que el que en algunos momentos ha recibido la propia víctima.
Dicho esto, hay preguntas ligadas a este juicio que la sociedad española debe hacerse. Las mujeres no desean la violencia sexual, no anhelan ser maltratadas ni buscan ser sometidas a violación. La violencia sexual no es una conducta propia de los seres humanos. Del mismo modo hay que decir que no es cierto que los hombres sean naturalmente violentos e instintivos en sus relaciones sexuales. La sospecha que pesa sobre las mujeres víctimas de violencia sexual las convierte en responsables de unos deberes que solo son imputables al culpable de abuso y violación. Es intolerable que nuestra sociedad siga cayendo en trampas como las que estos días llenan algunos medios de comunicación. Una sociedad de iguales no puede permitirse seguir mirando a la mujer, aunque sea de soslayo, como sospechosa.