Madrid - Publicado el - Actualizado
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El presidente Biden ha aprobado un paquete de estímulos de 1,9 billones de dólares y un presupuesto expansivo para 2022 que incluye 1,5 billones en gasto social. Los entusiastas del nuevo presidente señalan que este dinero permitirá, entre otras cosas, aumentar la inversión en educación para las clases medias-bajas y bajas, que desde hace décadas ven alejarse la posibilidad de mejorar sus condiciones. Con más prosperidad y más estudios, dicen algunos analistas, se reduciría la polarización política.
Pero nada es automático. La polarización política coge fuerza cuando los ciudadanos minusvaloran su propia iniciativa y piensan que su futuro depende de un determinado líder o de un partido político, pero también cuando desde el poder se practican políticas sectarias que ponen en riesgo los consensos básicos de una sociedad.
La polarización se alimenta del miedo a que los propios valores no sean ya reconocidos ni encuentren espacio. La falta de autoestima de los sujetos sociales marcados por una clara debilidad cultural, unidas a los discursos incendiarios y a las políticas radicales de uno u otro signo, generan esa polarización que marca buena parte del panorama político-social en todo el mundo occidental.
Para combatir la polarización es importante llevar a cabo políticas equilibradas y fortalecer los consensos básicos de una sociedad, y también es decisivo que los sujetos sociales recobren la confianza en su propia capacidad de construir y de generar relaciones más allá de los muros ideológicos.