Línea editorial COPE: Recuperar la medicina de familia

España ha podido hasta hoy presumir de ser uno de los países con mayor esperanza de vida del mudo. Se apunta, con orgullo, a la dieta mediterránea, por desgracia en franco retroceso. Mayor relación parece haber con el sistema sanitario, con resultados muy por encima del PIB español. La explicación, en definitiva, no está en hospitales punteros, sin desmerecer el prestigio de varios de ellos. España no ha invertido en sanidad más que otros países; lo ha hecho simplemente mejor, gracias a una red de medicina de familia sostenida en la relación de confianza médico-paciente, que actúa antes de que los problemas se agraven. Este es el modelo ahora seriamente amenazado.

El último Barómetro Sanitario muestra un fuerte aumento en los tiempos de espera en los últimos cinco años, junto a consultas médicas cada vez más breves y burocratizadas. A esto se une el empeoramiento de condiciones laborales que provoca que uno de cada cinco médicos que elige, tras el MIR, la especialización de familia, abandone la especialidad. De ello habló hace unos días el Consejo Interterritorial, que terminó con un principio de acuerdo entre el Gobierno y las CCAA, con el doble objetivo de aumentar el número de plazas y hacer más atractiva esta especialidad. Se trata de un objetivo que bien merece aparcar las siglas partidistas, como muestra el manifiesto impulsado por Galicia y el País Vasco al que se han sumado 13 autonomías. El problema es que es un camino largo. Revertir el deterioro exige empezar a tomar ya medidas que, en muchos casos, tardarán todavía años en generar resultados, pero este es el único camino.