Línea Editorial: Dios, la ciencia, las pruebas
"A principios del siglo XX, creer en un Dios creador parecía oponerse a la ciencia. Hoy sin embargo, lo irracional es no querer ver la profundidad y las implicaciones..."
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Esta pasada semana se ha presentado en España el libro "Dios, la ciencia, las pruebas", inesperado y auténtico bestseller en Francia que ha desatado un interesante debate en la opinión pública sobre asuntos esenciales que habitualmente quedan fuera de la agenda de los medios.
El libro no es una isla, sino que se inserta en una curiosa tendencia de publicaciones en el mismo sentido, como son por ejemplo, "Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios", cuyo autor es José Carlos González Hurtado, o "El enigma cuántico", de Wolfang Smith.
Todas las publicaciones giran en torno al conocido dicho de que un poco de ciencia nos aleja de Dios, pero mucha ciencia nos acerca irremediablemente a él. No se trata de reducir a Dios a un absurdo cientificismo ni de pedir pruebas de laboratorio como quien pide una prueba política de la existencia de Dios.
Se trata, más bien, de estar abiertos a la realidad y de reconocer que los nuevos conocimientos científicos han dinamitado las certezas materialistas que se tenían sobre la cuestión. A principios del siglo XX, creer en un Dios creador parecía oponerse a la ciencia. Hoy sin embargo, lo irracional es no querer ver la profundidad y las implicaciones que tienen asuntos como la teoría del Big Bang, los descubrimientos realizados en ámbito de la Genética, el principio antrópico, o el ajuste fino del universo.
Las huellas están ahí, razonables y perfectamente inteligibles. Para quien se atreva a saber, sin miedo, una gran cantidad de científicos lo atestiguan, muchos de ellos premios Nobel y conversos al adentrarse hasta el fondo, con todas las consecuencias y sin prejuicios ideológicos en sus respectivas disciplinas científicas, que no solo no se oponen a la fe, sino que pueden ser sus aliadas.