Por una EBAU unificada

Miles de jóvenes han comenzado hoy las pruebas de acceso a la universidad; unas pruebas, las de la conocida como EBAU, que se viven con fundado temor por los alumnos, no tanto por el riesgo de suspenderlas, sino porque muchos se la juegan a la hora de obtener una nota media que les posibilite acceder a los estudios que desean.

La situación de la educación secundaria y universitaria en España es bien conocida. Año tras año los informes internacionales señalan importantes deficiencias que, en el fondo, todos reconocen, pero a las que no se hace frente con políticas acordadas y consistentes. A las sucesivas leyes de educación que hemos padecido, se une la imposibilidad de alcanzar el deseado Pacto Estatal Educativo y el agravante de los diferentes contenidos y niveles de exigencia a los que los alumnos se enfrentan, dependiendo de cuál sea su Comunidad Autónoma. Por eso, la propuesta que ha formulado el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, al prometer una prueba de acceso a la universidad unificada en todo el territorio nacional que acabe con la injusta discriminación que muchos padecen, es de sentido común.

Tomarse en serio la educación de nuestros jóvenes debe ser una de las exigencias inexcusables para nuestros dirigentes políticos. Nos va en ello el presente y el futuro, salvo que se quiera seguir viviendo en el eslogan de que todo está bien y en la palabrería hueca de que nos encontremos ante la generación más preparada de la historia.