“No me quebrarán”
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El presidente del Gobierno ha descubierto que el género epistolar es beneficioso para sus intereses personales. Escribir cartas y dirigirlas a la ciudadanía a través de su cuenta de Twitter tiene efectos inmediatos, no le exige tener que responder a las incómodas preguntas de la prensa libre y, sobre todo, le conecta con un público reactivo y ávido de emociones. Pedro Sánchez necesita agitar las pasiones, atizar el fuego de la discordia y provocar a sus contrarios para que estos se movilicen. Hace tiempo que no son las razones las que asisten al presidente del Gobierno. O, al menos, eso es lo que se desprende del tono lacrimógeno de sus cartas. Todo lo que el presidente sabe decir a los españoles es que lo de su esposa es un bulo, que él y Begoña están tranquilos y que todo responde a la conjura de la extrema derecha debidamente alineada con los intereses espurios de la prensa y una judicatura que usa argucias legales con fines políticos.
En un derroche de cinismo, el presidente ha asegurado a los españoles que nada ni nadie le quebrará. Las imágenes de la última sesión de control al Gobierno confirman todo lo contrario. Sánchez está herido porque ha sido públicamente humillado. El pasado 24 de abril, cuando el presidente amagó con su retirada, los españoles, lo mismo que su gobierno, no sabían qué pasaba. Hoy todos sabemos, incluido su Gobierno, que ya entonces el presidente sabía que las actividades de su esposa estaban siendo investigadas por un juez. En manos de los españoles está pedirle cuentas al presidente.