6 deliciosos dulces de Semana Santa que no te puedes perder
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Huevos, harina, pan y azúcar, ingredientes económicos y sabrosos son la base de estos eliciosos dulces que nos acompañan en Semana Santa:
TORRIJAS, TAMBIÉN LIGHT
Sin duda son uno de los postres estrella de la Semana Santa. La receta es secilla aunque algo engorrosa y todo hay que decirlo, también calórica. Los ingredientes son fáciles de encontrar en casa; leche entera o vino, canela, azúcar, pan blanco (que puede ser duro)... y aquí entran en juego dos versiones, según las calorías que estemos dispuestos a asumir; las fritas en abundante aceite o las light, -más de nuestros días- cocidas al horno.
Dicen los expertos que la clave de una buena torrija está en el pan. Aconsejan que sea duro, de dos o tres días. La leche también debe de ser entera con un poco de azúcar y una rama de canela para empapar bien el pan.
Para buscar su origen hay que remontarse al siglo XV cuando se usaban en la recuperación de las mujeres tras dar a luz. Con el tiempo se han incorporado a la Semana Santa, se cree que por su gran aporte energético que permitía contrarrestar la abstinencia de determinados alimentos.
PESTIÑOS o BORRACHOS
Los pestiños son un dulce típico andaluz en estas fechas elaborado a base de harina, vino blanco o vinos dulces, ajonjolí, anís en grano, aceite de oliva para freírlos y por lo general con un rebozado de miel o azúcar, canela o ralladura de limón y naranja. La masa se suele cortar en cuadrados con las dos esquinas opuestas plegadas hacia el centro.
Para conocer su origen habría que remontarse a la Edad Media. Su gran parecido con dulces marroquíes hace pensar que su consumo comenzó en la época andalusí. En algunas zonas de Cádiz y Málaga también se les conoce como borrachos, por el hecho de "emborracharlos” en miel después de freírlos.
MONA DE PASCUA PARA LOS AHIJADOS
Tradicionalmente se consumen coincidiendo con el final de la Cuaresma. Ya en el siglo XV era costumbre que los padrinos regalaran a sus ahijados este dulce el mismo lunes de Pascua. Entonces les obsequiaban unas tortas de pan o roscones que llevaba tantos huevos duros como años tenía el niño. De hecho su nombre viene de munna o mouna, término árabe que viene a significar 'obsequio'. Era un detalle que se ofrecía hasta los 12 años, que por ser el último se añadía un huevo extra.
Ya a partir del siglo XIX es cuando se empezaron a elaborar las monas como las conocemos hoy; los huevos duros fueron desplazados por llamativos huevos de chocolate.
Se trata de un dulce típico sobre todo en Cataluña, Valencia, Baleares y Murcia aunque cada vez cobra más protagonismo en otras zonas de España.
BOLLO DE PASCUA DE AVILÉS DELICIOSO PAN DULCE
Como su propio nombre indica es típico de Avilés, en Asturias. Se trata de un delicioso bizcocho elaborado con zumo de limón, harina de trigo, yemas de huevo, azúcar y mantequilla. Su originalidad radica en la forma de estrella de cuatro puntas, incluso en ocasiones estas estrellas se disponen en varios pisos. Al igual que la Mona suele ser un obsequio que los padrinos a sus ahijados el domingo de Pascua.
Para encontrar su génesis hay que remontarse a finales del XVII, cuando los barcos que hacían la ruta de las Américas, zarpando de los puertos asturianos, llevaban estos ricos y duraderos panes endulzados.
ALPISTERAS, MUY DEL SUR
Las alpisteras son un dulce típico de Sanlúcar de Barrameda y Jerez de la Frontera que desde hace décadas, que sólo se elaboran en Semana Santa. Son unas tortas de pequeño tamaño elaboradas a base de harina, yemas de huevo y ralladura de limón y anís. No llevan azúcar en la masa pero sí un glaseado exterior.
LECHE FRITA, DULCE BOCADO DE LECHE
Tienen un cierto parecido a las torrijas, aunque su interior es diferente. Su origen es incierto, muchos dicen que hay que buscarlo en Palencia aunque son varias las comunidades que lo reivindican.
Al igual que las torrijas su elaboración es sencilla, basta con harina con leche y azúcar hasta que espese. El resultado es una textura cremosa en el interior. Al enfriar se corta la masa en porciones por lo general cuadradas, se rebozan y fríen. Suele servirse con azúcar y canela espolvoreada.