Festividad
El Papa pide por los que más sufren en la veneración a la Inmaculada Concepción
Ha pedido por "los enfermos, ancianos, pobres e inmigrantes" que huyen de "tierras en guerra o del hambre".
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Francisco ha pronunciado una oración a los pies de la imagen de la Virgen, en la Plaza de España de Roma, en la que ha manifestado su esperanza en que las sociedades actuales superen "algunos de los virus de nuestro tiempo".
El pontífice pidió por aquellos que más sufren, como "los enfermos, ancianos, pobres e inmigrantes" que huyen de "tierras en guerra o del hambre" y también para que las sociedades actuales dispongan de "anticuerpos contra algunos virus de nuestro tiempo".
Entre estos males, citó "la indiferencia, que dice: 'no me incumbe', la mala educación cívica que desprecia el bien común, el miedo al diferente y al extranjero".
También "el conformismo disfrazado de transgresión, la hipocresía de acusar a los demás mientras se cometen las mismas cosas, la resignación a la degradación ambiental y ética, la explotación de hombres y mujeres".
En la oración, el papa Francisco aprovechó la ocasión para recordar el ejemplo de conversión de hace 175 años en la Iglesia de Sant Andrea delle Fratte, a pocos metros de distancia de Plaza de España, cuando la Virgen tocó el corazón de Alfonso Ratisbonne, que en ese momento era ateo y enemigo de la Iglesia y pasó a ser cristiano.
"Virgen Inmaculada (...) concédenos, especialmente en los momentos de prueba y tentación, el poder fijar la mirada en tus manos abiertas, que dejan bajar a tierra las gracias del Señor, y deshacernos de toda orgullosa arrogancia, para reconocer lo que verdaderamente somos: pequeños y pobres pecadores, pero siempre tus hijos", ha dicho.
El papa Francisco llegó a la Plaza de España de Roma en coche poco antes de las 15.30 locales (13.30 GMT) y allí fue recibido por la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, con quien intercambió unas palabras.
Después, se dirigió a los pies de la imagen de la Virgen, donde fue depositado un ramo de rosas con una franja blanca y amarilla, los colores de la bandera vaticana.
Al acto acudió una delegación de la Embajada de España ante la Santa Sede encabezada por el embajador Gerardo Ángel Bugallo Ottone.
La tradición papal de la ofrenda de flores se remonta a 1857, tres años después de la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de la Virgen María, a cargo del papa Pío IX (1846-1878).
Aquel año, por voluntad del beato Pío IX, se erigió este monumento en la romana Plaza de España y fue él quien lo bendijo el 8 de septiembre de 1857 desde el balcón central de la embajada española ante la Santa Sede.