Parasomnias: trastornos del sueño tan comunes como las pesadillas

7 de cada 10 adultos padecen algún tipo de evento indeseable durante el sueño

Sefi García

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

      
      
             
      

Dormimos poco y mal: la mitad de la población adulta y el 25% de la infantil no tiene un sueño de calidad. Es un dato ampliamente difundido. De lo que no se habla habitualmente es de las parasomnias, que pueden ser tan comunes como las pesadillas, o tan preocupantes como los trastornos de conducta del sueño REM. No se les da importancia médica, aunque la tienen y se pueden tratar.

Las parasomnias son eventos indeseables que ocurren cuando uno se empieza a dormir, a mitad del sueño o cuando te vas a despertar. No se sabe qué provoca este grupo de enfermedades que pueden causar en general lesiones físicas, si salimos nos despertamos violentamente y salimos de la cama corriendo, algunas pueden tener consecuencias legales porque tienen como característica movimientos de tipo sexual, y otras pueden ser síntomas de enfermedades degenerativas.

El doctor Karol Enrique Uscamaita Amaut, neurólogo de la Unidad de Trastornos del Sueño del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona, ha hecho un estudio sobre la prevalencia de las parasomnias en nuestro país y ha constatado que están infradiagnosticadas. No les damos importancia, no lo contamos y tienen consecuencias para nuestra salud y para nuestro bienestar. Además, son tratables. El especialista presentó los resultados en la reciente reunión anual de la sociedad española del sueño celebrada en Sevilla. Una llamada de atención a sus colegas para que estén atentos.

Pesadillas, sonambulismo, terrores nocturnos y sexomnia

Todos tenemos pesadillas y no todas nos provocan daño. Pero el 56% de los mayores de 18 años tienen trastorno por pesadillas. “En este caso-explica el neurólogo- las pesadillas tienen contenido tan intenso, normalmente reviviendo un acontecimiento traumático del pasado, que obliga a la persona a despertarse, le impide volver a dormir y durante el día la revive y le provoca miedo a volver a dormir. No tiene otras consecuencias más allá de esto, pero claro, no dejará dormir, despertará por la noche, el rendimiento será peor...”.

El trastorno por pesadillas es la parasomnia más común entre la población mayor de 18 años. Pero no es la única: algo más de un tercio de la población adulta tiene terrores nocturnos, 2 de cada 10 despertares confusionales, el mismo porcentaje sexomnia (tener sexo dormido y no acordarse al despertar) y casi el 12% parálisis del sueño. Solo en 3,4%, sonambulismo.

Nos cuenta el doctor que tanto los terrores nocturnos como el sonambulismo van desapareciendo conforma cumplimos años porque a día de hoy “se considera que su origen está en la inmadurez cerebral”.

      
             
      

Las parálisis del sueño

Seguro que en algún momento también te ha ocurrido. Despertarte y sentir que no eres capaz de mover un músculo. 

“Esto ocurre, cuando hay un despertar incompleto o un inicio de sueño en el cual que entra directamente en el sueño REM, es decir, nuestro cuerpo está totalmente paralizado (ocurre cuando entramos en esa fase del sueño, pero nuestra mente está totalmente despierta). Lo más frecuente es que se deba a horarios irregulares del sueño, por ejemplo que se prive del sueño una noche, se duerma muy tarde, se hace una siesta al día siguiente. Y es una situación ideal para que en vez de que el sueño REM aparezca una hora después de empezar a dormir o se mantiene cuando nos despertamos. Es una situación desagradable, de ansiedad, de angustia…, uno quiere gritar moverse y no puede. Si esto sucede, también tiene tratamiento”.

La edad influye…, y algunos fármacos

El trabajo del doctor Uscamaita Amaut ha detectado que un gran grupo de estas parasomnias se dan en los más jóvenes: casi en 94% se dan en la franja de edad de los 18 a los 21 años, frente al 29% de los mayores de 70 años, excepto el trastorno alimentario relacionado con el sueño que por motivos desconocidos tiene un repunte entre los 40 y los 60 años.

      
             
      

Este trastorno consiste en levantarse dormido por la noche y comer todo lo que se encuentra en la cocina, ir a la nevera, rebañar los restos de la cena, y no ser consciente cuando nos levantamos.

Lo que sí han descubierto los investigadores es que las personas que tomaban medicamentos con un posible impacto en el sueño presentan mayor riesgo de padecer parasomnias, especialmente los conocidos como fármacos Z, un grupo de medicamentos similares a las benzodiacepinas. El uso de estas también se mostró como factor de riesgo para sufrir terrores nocturnos.

Cuando mente y cuerpo se descoordinan

A partir de los 50 años crece otro tipo de parasomnia, distinto a los anteriores y que es especialmente preocupante: el trastorno de conducta del sueño REM. Cuando entramos en la fase REM nos quedamos paralizados. Nuestro cerebro y nuestro cuerpo, por así decirlo, se ponen en situación de reposo absoluto a la vez.

      

Este trastorno da la cara “porque interpretamos los sueños-explica el doctor Uscamaita Amaut-por ejemplo si sueño que estoy tocando una guitarra, hago los movimientos, aunque lo más común es un comportamiento violento: sueño que me peleo y doy patadas, puñetazos, grito…, y cuando sucede esto hay que estudiarlo porque refleja que ya hay una pequeña lesión cerebral que impide que durante el sueño REM, cuando las personas estamos paralizadas, no nos paralicemos, nos permite movernos y representar los sueños. A muchas personas esto les parece banal y muchas veces vienen traídos por la pareja. Les diagnosticamos y sabemos por estudios científicos que esta lesión se debe a una proteína que se llama alfa sinucleína que produce un grupo de enfermedades entre ellas la más común es el Parkinson, pero hay otras que no tienen cura hoy, pero es importante saber a que nos enfrentamos para ofrecer un tratamiento neurológico adecuado.”

Peligrosamente infradiagnosticadas

Todas las parasomnias están infradiagnosticadas. Nosotros mismos les restamos importancia o no nos enteramos porque estamos dormidos. Pero su diagnóstico es muy importante para evitar el posible daño físico que podemos causarnos con un despertar sobresaltado, caminado sonámbulo, yendo a atracar la nevera inconscientes…, la angustia de sentirnos paralizados, el sobresalto de un terror nocturno, o las posibles consecuencias legales de una violación mientras dormimos de la que luego no nos acordamos. Ni que decir tiene en el caso de aquellas personas que tienen un trastorno de conducta del sueño REM, que pueden anticipar enfermedades degenerativas como el Parkinson.

Prestamos poca a tención a tener un sueño de calidad y a veces, los propios facultativos restan importancia a esos eventos indeseables durante nuestro sueño. Por eso el doctor Uscamaita Amaut presentó los resultados de su estudio a sus colegas, para que estén atentos. Y a nosotros nos recuerda que “pasamos un tercio de la vida durmiendo. Entonces, si la naturaleza nos ha hecho así, quiere decir que ese tiempo es importante, tanto como lo que nos sucedes cuando estamos despiertos, y es por eso que tenemos que prestarle mucha atención”.

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