El árbol de Navidad ¿natural o artificial?: los expertos responden en COPE
Conoce su opinión y decide cuál quieres para decorar tu casa este año
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El puente de la Inmaculada es el momento en el que la mayoría de los hogares aprovechan para poner el belén y adornar el árbol de Navidad. Algo menos de dos millones serán árboles naturales, una opción que ha ido perdiendo fans a favor de los sintéticos. Son, sin embargo, más ecológicos y más fáciles de reciclar.
Los abetos y los pinos naturales cada vez se usan menos en las casas para decorar en Navidad. La leyenda negra que nos señala como poco ecológicos si nos decidimos por el árbol natural ha provocado una caída en su uso.
Domingo Martín regenta un vivero con su hermano Pablo que lleva 50 años implantado en Illescas, un municipio de Castilla-La Mancha al sur de Madrid. Hace años que vienen notando una caída importante de la demanda de abetos en Navidad. Acusan la competencia de las grandes superficies comerciales “que los venden más baratos” y también percibe esa sensación de hurtar a la naturaleza un ser vivo.
“La gente viene buscando árboles que le duren en casa, para quedarse y este clima no les favorece. Vendemos árboles de mucha calidad, dos tipos de abetos, unos que aguantan un poquito más y vienen enraizados, y otros que no aguanta tanto el calor, el ‘abies excelsa’, se traen en una preplantación, pero no van a enraizar, son pocas las unidades, por lo que nos dicen los clientes, pero luego se pueden utilizar para biomasa”.
Domingo nos cuenta que son los más jóvenes los que tiran más hacia el árbol de plástico; sin embargo, “ves entrar a clientes que viene con niños pequeños, son esos los que vienen buscando más el árbol natural. Los más jóvenes, y lo digo incluso por mis hijos, buscan más el árbol sintético” Nos cuenta además que en ocasiones, para que puedan mantener la planta, les aconsejan incluso que se lleven un cedro “porque tiene una estructura similar al abeto y se da mejor en la zona".
Hemos hablado con Eduardo Rojas, el decano del Colegio de Ingenieros de Montes, para que nos aclare dudas. “Lo natural es preferible, aunque no sea perfecto-sentencia el ingeniero- y en el caso de los árboles de Navidad, que es una decoración clave en estas fechas, mucho más. Hay gente que tiene prevención porque piensa que se sacrifica un ser vivo, pero una lechuga que nos comamos es lo mismo. La diferencia es que un árbol de Navidad se cultiva por seis, siete u ocho años en un campo de cultivo de montaña y la lechuga está igual tres meses, pero la técnica es la misma”.
¿Sostenibles?
Son más fácilmente reciclables que uno de plástico. “cuando pensamos que el de plástico evita cortar un árbol, se olvida que puede ser una producción sostenible, que lo es porque lleva certificación”.
En España la producción principal está en las montañas del Montseny y algo también en Pais Vasco y Navarra, “pero la principal producción está en Cataluña y lleva un sello de origen que nos garantiza que hay trazabilidad-nos cuenta Eduardo Rojas- y en segundo lugar, el reciclado de productos no naturales y especialmente plásticos es muy complicado y nos genera microplásticos.
El natural se recoge por los ayuntamientos y se utiliza para compostaje o para energía. De hecho, cuando Filomena, en la comunidad de Madrid, toda esa madera se recogió y se aprovechó para reducir la demanda energética basada en gas o carbón o petróleo, con lo cual evita la producción de gases de efecto invernadero y se iba a pudrir igual si se quedaba en el campo”
¿De dónde vienen?
En el resto de Europa es muy habitual el árbol cortado porque la posibilidad de que un árbol con muy poca raíz sobreviva cuatro semanas fuera de su emplazamiento natural hasta que lo volvamos a plantar es muy difícil. “En España esa costumbre de la maceta pequeña, la posibilidad de enraizar es muy difícil, sobre todo dependiendo del clima de donde estemos. Otra cosa es que alguien tenga un jardín en una casa en la montaña, o que se use la Araucaria, que es más resistente. Así es una opción. Pero en general no es el caso y forzar lo que no funciona no es un uso razonable de recursos”.
Si son pinos, muchas veces se han obtenido de clareos, es decir, “cuando en una hectárea en la que caben 10 mil pinos, al final, cuando crece, tienen que quedar 200 o 300, en un jardín público que se hizo hace 30 años sobran la mitad de los árboles”. Los pinos suelen obtenerse de ahí, de esos clareos que se hacen para eliminar los árboles que sobran, y de ahí es de donde surge la tradición en Europa.
Pero los abetos vienen de cultivos específicos “porque esas variedades que se cultivan no son de aquí, son más rechonchos, más densos. La especie natural del Pirineo es poco densa, entonces se ha ido a por una especie que es híbrida entre el pinsapo de ronda y el abeto del pirineo que es más compacta, pero se está abandonando y se va a por un abeto que crece en el límite de Georgia y Turquía que es muy rechoncho y muy bonito y que aguanta muy bien toda la navidad. La especie no es de aquí, pero evita que los últimos cultivos de montaña se abandonen y tengan una salida y luchemos contra la despoblación”.
A Cataluña se va Domingo Martín a traer los abetos que luego ofrece en su vivero “nosotros nos servimos en un pueblo de Gerona, San Hilari del Sarcan, que está a 40 km de los Pirineos y en esta época del año si los quieres ver tienes que sacudirles la nieve”.
Los abetos de Navidad, comprados en vivero y con garantía de procedencia, oscilan, dependiendo del tipo y el tamaño, entre los 30 euros y los 250. Al menos en el vivero de Domingo.