Hacer pausas en el trabajo tiene sus beneficios: este es el mejor momento de la jornada para hacerla
Según el psicólogo Baltasar González, la falta de descansos para fumar o tomar un café a lo largo de la jornada laboral puede llegar a ser contraproducente para la productividad
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Como sabes, recientemente el Tribunal Supremo ha dictado una sentencia en la que avala que la empresa Galp obligue a fichar a sus trabajadores cada vez que salen a fumar o a tomar café. Considera el alto tribunal que el tiempo de fumar un cigarrillo, salir a hacer una llamada o simplemente despejarnos un poco no es tiempo de trabajo. A raíz de esta sentencia que tanto está dando de que hablar, muchos trabajadores temen el "efecto contagio" y que sus empresas decidan empezar a controlar sus descansos a lo largo de la jornada laboral, aunque ya algunos abogados laboralistas han calmado los ánimos y han asegurado que este caso no puede sentar jurisprudencia.
Aunque legalmente se pueden entender los razonamientos del Tribunal Supremo, desde el ámbito de la psicología la perspectiva es un poco distinta, tal y como señala Baltasar González, doctor en Psicología de los Recursos Humanos. “La evidencia científica indica que no se perjudica la productividad ni la eficacia del trabajador porque se hagan pausas o descansos durante nuestra jornada laboral". De hecho, el psicólogo advierte que la falta de pausas puede ser contraproducente para esta productividad.
“Si tienes un trabajador cuatro horas sin dejarle parar, o le fiscalizas las pausas de tal modo que estás sugiriendo que no debería hacerlas, o que haga las menos posibles, lo que vas a conseguir es que este trabajador perciba que su trabajo es rutinario, que hay sobrecarga", explica González. En cambio, si hay una cierta flexibilidad para hacer descansos, "todas estas percepciones negativas que pueden darse sobre el trabajo se palian", y hace que cuando el empleado esté trabajando, lo esté haciendo de manera más eficaz, y cuando esté descansando, ese descanso sea reparador y mejore su trabajo.
Cuando una empresa necesita realizar un control minuto a minuto de la jornada del trabajador, como el caso de la sentencia del Supremo, Baltasar González apunta que esto seguramente se debe a que no se ha establecido adecuadamente lo que se conoce como ‘contrato psicológico’, es decir, una serie de acuerdos implícitos e informales entre el trabajador y el empleador o empresario. De esta manera, al no haber un "trato" entre ambas partes, puede haber trabajadores que utilicen estas pausas de manera inadecuada para intentar trabajar menos. "Lo que pasa es que esta empresa no ha sabido detectar estos problemas y quieren solucionarlo con una medida superficial como es el control minuto a minuto del trabajador, que en ningún caso va a ser bueno para su productividad”, considera el psicólogo laboral.
En cuanto a cuál es el momento más adecuado para hacer una pausa y, sobre todo, que sea lo más beneficiosa posible para nuestro bienestar, González asegura que lo más conveniente es hacer una pequeña parada justo después de una terea que no haya resultado pesada o complicada. “Generalmente va a ser mejor realizar una pausa después de haber hecho una tarea, especialmente si ha sido difícil o nos ha requerido un gran esfuerzo mental, porque nos va a motivar a hacer la tarea, ya que sabemos que después vamos a tener esa recompensa”, aconseja el psicólogo del trabajo.
No obstante, también es algo que depende del trabajo que uno desempeñe, ya que, por ejemplo, en un trabajo que requiera de una atención sostenida a lo largo de la jornada, en el que hay que estar muy concentrado, realizar pausas demasiado frecuentes podría terminar siendo perjudicial, tal y como expone el psicólogo experto en Recursos Humanos.
¿Cuántas pausas deberíamos hacer en nuestra jornada para ser productivos?
Precisamente, si nos paramos a pensar cuántas pausas deberíamos hacer a lo largo del día para conseguir el equilibrio entre no llegar a saturarnos en exceso o que sospechen que estamos intentando escaquearnos de alguna tarea, no hay una respuesta clara y unánime. La frecuencia o el tiempo que empleemos en cada descanso depende de muchos factores, como las propias necesidades de cada uno.
“Un empleado que tenga menos experiencia seguramente necesite o sea positivo para él realizar más pausas porque su falta de experiencia hará que tenga más sobrecarga cognitiva y emocional, mientras que un trabajador experimentado tiene muchos procesos automatizados que hacen que no se desgaste tanto", comenta Baltasar González.
También es algo que depende de las condiciones por las que se caracteriza el puesto de trabajo. “Un trabajador que esté cara al público que haya estado tres horas, pero no ha entrado nadie en la tienda, entonces a lo mejor no necesita una pausa, mientras que uno que lleva solo una hora trabajando, pero en esa hora ha tenido que resolver una serie de conflictos con clientes, entonces seguramente necesite o sea positivo para él que tuviera una breve pausa para desconectar, relajar su nivel de activación y liberar esas emociones negativas que hayan producido estos conflictos”, cuenta el psicólogo.
La importancia de la 'pausa activa'
Lo que sí debemos tener en cuenta siempre que queramos o necesitemos realizar un pequeño descanso es que sea una ‘pausa activa’. ¿Qué significa esto? Si trabajamos frente a un ordenador, por ejemplo, y en nuestro descanso también nos quedamos delante de la pantalla viendo mensajes o nuestras redes sociales, al final esas pausas no van a ser efectivas. "No van a tener la capacidad de hacer que desconectes del trabajo, que mejore tu bienestar, porque al final sigues haciendo lo mismo que en tu trabajo”, indica González.
Para hacer una buena 'pausa activa' lo mejor es moverse un poco de nuestra mesa o puesto de trabajo y, sobre todo, cambiar el punto de visión si se trabaja delante del ordenador.
En el caso de encontrarse en un entorno laboral conflictivo, el psicólogo recomienda no usar las pausas para criticar o discutir sobre asuntos del trabajo, sino que se charle de cualquier otro tema.