Manolo, el peluquero de 82 años al que sólo ha conseguido jubilar el coronavirus
El pasado 1 de mayo tramitó su jubilación. Atrás deja una trayectoria profesional inmaculada
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Manolo las ha visto de todos los colores. 65 años ha estado trabajando y cotizando sin descanso en una peluquería de Alcoy.
Este hombre de 82 años llegó a la ciudad alicantina con 17 años, en septiembre de 1955. Lo hizo desde un pequeño pueblo cacereño llamado Logrosán donde empezó a manejarse en el arte de la tijera; antes había crecido en Berzocana.
En Logrosán fue donde un militar le comentó que había oportunidades de prosperar lejos de casa. Y él, que las había pasado canutas durante la infancia, no se lo pensó. Se cogió una pequeña maleta de madera y se fue a la aventura. Sólo. Dejando atrás a su familia.
Los primeros meses fueron muy duros. “A los castellanos nos miraban un poco mal”, nos cuenta Manolo. Sin embargo, con un poco de paciencia y mucha voluntad, este peluquero consiguió hacerse con la confianza de los clientes. Tanto es así que, años después, sólo querían que los cortes de pelo los hiciera él.
La historia de Manolo es muy curiosa. Nada había podido jubilarle ni apartarle de la peluquería hasta ahora. Ni las crisis económicas, como la que empezó en 2008, ni tampoco “la moda del pelo largo que impusieron los Beatles” en la década de los 70. Con una caída de la facturación a más de la mitad. Tampoco su avanzada edad. Pero la llegada del coronavirus lo ha cambiado todo.
A sus 82 años, Manolo es una persona de alto riesgo. Por eso su hijo, David, con el que comparte oficio desde hace más de 3 décadas, le animó a dar el paso definitivo: “yo me encontraba bien, muy bien, pero claro a mi edad soy una persona de riesgo. En nuestro oficio, el problema es que estás a cuatro dedos del cliente”.
Y por eso, el 1 de mayo, Manolo tramitó su jubilación. Atrás deja una trayectoria profesional inmaculada. Ha cotizado 65 años seguidos y apenas ha recurrido a una baja, y por obligación.
Además, confiesa a COPE con orgullo que siempre lo ha hecho todo legal: “todo el mundo contratado en mi peluquería ha estado dado de alta y, de esta forma, hemos contribuido con nuestro trabajo a mantener el país”.