Más de medio millón de mujeres europeas son víctimas de la ablación genital
La prevalencia aumenta año tras año pese a las campañas de prevención
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
La mutilación de las niñas no es un problema africano. No exclusivamente. Solamente en Bélgica hay 23.000 mujeres con los genitales destrozados y otras 12.000 en riesgo de pasar por lo mismo. Pero también en España, según los últimos datos oficiales, hay cerca de 4.000 pequeñas que en cualquier momento sufrirán la extirpación de sus órganos externos, y muchas han nacido en la UE.
Assita Kanko es una eurodiputada belga de 44 años que hoy lucha para que a otras no les pase lo que ella vivió cuando tenía 5 y estaba en Burkina Fasso, su tierra de origen. “No hay nada más en la vida que se le parezca. No sabes qué te pasa, te angustia que te pueda pasar de nuevo. No tienes información. Es un momento de un dolor físico terrible y de una soledad profundísima. La gente que está ahí mutilándote no te ayuda. ¡Recuerdo como si fuera hoy el olor, la sangre, los gritos! Y que nadie vino. Nadie vino en mi socorro”, relata en conversación con COPE. Ella nunca pudo hablarlo con su familia, nos cuenta, ni siquiera después de haber crecido y haberse convertido en activista contra la Mutilación Genital Femenina (MGF), autora de un libro titulado Porque eres una niña y política polémica en Europa. “En casa no puedes hablar de lo que pasó. Es tabú total. Simplemente sucede, y cada uno sigue su vida. Cuando les pregunté por qué me habían hecho eso, me contestaron “porque eres niña”. Y punto”.
Tampoco era su intención acabar presentándose a unas elecciones pero ya adulta, llegó a la conclusión de que era el camino más eficaz: “Tengo un fuerte sentido de la justicia. Y no me gusta la política, no es un ambiente en el que me sienta cómoda. Pero tuve que meterme en política para poder luchar por la justicia. Y eso es mucho más que la abolición de la MGF. Hablamos de libertad”, explica Kanko. “A mí me cortaron el cuerpo y me cortaron la vida entera”, repite.
Las vacaciones escolares son la trampa
Tanto Assita Kanko como los expertos de la Asociación GAMS.be, que se dedica desde hace décadas a la lucha contra la mutilación genital femenina, coinciden en que esos periodos son críticos para las niñas que crecen en países como Bélgica, porque antes o después sus padres las llevan a conocer los países de los que provienen. O peor aún, las mandan con las abuelas o las tías a pasar un verano. Y entonces, casi todo el trabajo de prevención salta por los aires.
Fabienne Richard, directora ejecutiva de GAMS.be, explica a COPE que se enfrentan a dos tipos de reto: el de los progenitores que no son conscientes del riesgo al que exponen a sus hijas y el de los que organizan intencionadamente el viaje para que les practiquen la ablación clandestinamente, aprovechando las vacaciones escolares. “Ahora se viaja en todos los periodos, no solamente en verano sino también en Navidad o a mitad de febrero, cuando en los colegios francófonos hacen una pausa de dos semanas; y en cada ocasión nos llegan avisos de enfermeras, asistentes sociales, pediatras, centros de vacunación, profesores... Por eso es fundamental trabajar con los profesionales, que son los que pueden detectar un riesgo inminente”.
Hay ocasiones en las que se logra convencer a los padres de anular el viaje. Otras, acceden a seguir ciertas pautas, como dormir en hoteles o no dejar a la niña sin vigilancia en ningún momento. Pero aún así, cada año hay alumnas que no regresan de sus vacaciones. Y ni el colegio ni los servicios sociales tienen manera de averiguar si ha muerto por la mutilación o si la han casado en un lugar lejano. “Es cierto que son menores, y los responsables son sus padres. Pero nosotros creemos que sí se puede hacer algo, porque son ciudadanas belgas, no son guineanas ni somalíes, pero todavía no hemos conseguido que nuestro gobierno las proteja”, lamenta Fabienne sin asomo de fatiga.