¿Qué similitudes y diferencias hay entre el volcán Etna y el de Cumbre Vieja?
En todo el mundo, hay más de 1.500 volcanes activos y cada uno cuenta con su propio estilo eruptivo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hace algo más de un mes, comenzaba a rugir el volcán de La Palma dejando tras de sí un panorama desolador para los habitantes de la isla. Todo el país mira hacia allí. Cientos de miles de toneladas de material volcánico surgido de las entrañas de la tierra arrasaban con todo lo que encontraban a su paso. Este escenario se producía también la isla italiana de Sicilia, al sur. El volcán Etna experimentaba una erupción en el cráter sureste, con emisión de cenaizas y lava.
Desde 1980, el cráter noreste estaba considerado el más alto del volcán siciliano, con 3.324 metros, que llegaron a alcanzar una cota máxima de 3.350 metros en 1981, antes de que sus bordes se fueran erosionando.
Las capas de lava y material piroclástico expulsados en las frecuentes erupciones se han acumulado en el cono del cráter sureste, el más joven y activo, y han ido transformando su morfología desde el 16 de febrero, cuando se produjo el primer episodio del 2021.
Muchos expertos y periodistas han tratado de buscar similitudes (y diferencias) entre ambos volcanes. Tal y como ha informado Arnau Folch, vulcanólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a El Español, ambos fenómenos carecen de relación alguna entre ellos, pese a que empezaron su actividad con escasos días de diferencia. El volcán del Etna arrancaba su erupción apenas dos días después del de Cumbre Vieja, pero esto habría sido una mera casualidad.
La distancia entre ambos es de más de 3.000 kilómetros en línea recta y sus respectivas actuaciones no tienen nada que ver entre sí. El Etna comenzó su actividad sísmica hace 300.000 años hacia el suroeste de la cumbre actual y entró en erupción por última vez el 21 de septiembre. Según los vulcanólogos italianos, el tipo de rocas que expulsó entonces fueron tefrita, basanita, traquibasalto, basanita, traquiandesita, mugearita, basalto y picrobasalto.
La profundidad en la que se dieron los terremotos previos también es distinta. En el Etna se produjeron a ocho kilómetros de profundidad y en Cumbre Vieja a 20 kilómetros. Lo único que tienen en común es que son de tipo estratovolcán: volcán cónico y de gran altura. Compuesto por múltiples estratos o capas de lava endurecida, alternando con capas de piroplastos.
Otro volcán que los expertos siguen muy de cerca dentro del territorio europeo es el Estrómboli, que se considera uno de los más activos de Italia. De 924 metros de altura, su última erupción se produjo el pasado 19 de agosto de 2019. En este caso, cuenta con una gran altura y tiene forma cónica. Expulsó gran cantidad de rocas incandescentes y provocó en la zona erupciones explosivas que duraron segundos en intervalos de tiempo separados entre sí.
En todo el mundo, hay más de 1.500 volcanes activos y cada uno cuenta con su propio estilo eruptivo. De ahí que entre el Etna y el de Cumbre Vieja únicamente hayan meras casualidades.
La mayoría de los volcanes que se encuentran actualmente en erupción se encuentran en el Anillo de Fuego del Pacífico, un área de 40.000 kilómetros donde se encuentran varias placas tectónicas que están en una situación de fricción permanente.