¿Te comes el coco? Aquí tienes 5 trucos para gestionarlo
Repensar algo en bucle paraliza nuestra posibilidad de solucionarlo
![En muchos momentos tendemos a obsersionarnos y pensar en algo en bucle](https://imagenes.cope.es/files/image_425_238/uploads/2025/02/06/67a4839fc85ca.jpeg)
¿Qué podemos hacer cuando nuestros pensamientos nos atrapan en bucle?
Publicado el
6 min lectura
Al día nuestro cerebro procesa cerca de 60.000 pensamientos, el 95 por ciento son involuntarios y el 80 por ciento negativos. A algunos de estos pensamientos nos quedamos enganchados dándole un sinfín de vueltas. El problema llega cuando nos atrapan en un bucle interminable de dudas que nos paralizan, además de llenarnos de ansiedad y de provocarnos mucho malestar. Es lo que popularmente conocemos como comerse el coco y estas son las 5 claves para afrontarlo.
1.-Reconocer que tenemos un problema
Para poder poner fin a esta situación debemos darnos cuenta de que tendemos a rebobinar para analizar el pasado, a anticiparnos para intentar controlar el futuro y/o a pausar y amplificar el presente para estar más seguros.
En otras palabras, tendemos a pensar demasiado, a obsesionarnos con algunos temas y que aunque, al hacerlo, lo que pretendemos es buscar soluciones, lo que obtenemos es parálisis e imposibilidad de hacerlo al entrar en una espiral de pensamientos, dudas o imágenes disruptivas que nos impiden avanzar, afectan a nuestro bienestar físico y mental y a la forma de relacionarnos. Buscamos control y logramos descontrol y ansiedad, lo que vuelve a retroalimentar el mismo círculo vicioso en el que estamos atrapados.
Es algo que, la psicóloga y psicoterapeuta Júlia Pascual explica en que “la progresión de pensamientos incesante, insaciable, que exige cada vez más combustible (nuestro tiempo y nuestra energía). El combustible es la vida, por eso las personas que sufren de pensamientos excesivos se van quedando sin ella, acorralados por esos pensamientos obsesivos (...)Pierden poco a poco contacto con la realidad y la sustituyen por una serie de circuitos de pensamientos que no les dejan relacionarse con lo que está pasando en el presente”.
2.-Dejar pasar o forzarlos en lugar de quedarnos enrocados
Dejar pasar los pensamientos, las imágenes o las dudas traicioneras sin contestarles ni darles vueltas. Se trata de reconocer que están ahí, hayan aparecido voluntaria o involuntariamente, pero de restarles importancia. No debemos evitar pensar en ello porque es pensarlo aún más. Se trata de bloquear la respuesta a esos pensamientos y dudas que nos hacen sufrir para inhibirlos y desactivarlos. Luchar para que no aparezcan esos pensamientos hace que vuelvan con más fuerza. El vacío mental aquí no funciona.
“Cuando pienso en no pensar ya estoy pensando y esto es una trampa de la mente, por lo tanto, hay que hacer algo completamente diferente y, en algunos casos, esto pasa por voluntariamente aumentar los pensamientos negativos para conseguir disminuirlos y que ya no te hagan daño. Otra opción es abrir ventanas de tiempo a lo largo del día de 5 minutos para abordar esos pensamientos recurrentes y evitar que ocupen todo nuestro tiempo y nos impidan llevar una vida normal”, subraya Pascual.
En su libro “No te comas el coco” recomienda todo un conjunto de estrategias y soluciones para comprender que nuestros pensamientos no tienen por qué ser la realidad, nos engañan constantemente y que, por medio de un conjunto de herramientas, es posible torpedearlos y dominarlos para que no nos molesten más.
3.-Escribir lo que te preocupa
Si no puedes dejar pasar los pensamientos y necesitas pensar en eso que te consume, una opción es escribir sobre ello. Al escribir tomamos distancia de las cosas y dejamos de rumiar mentalmente porque inhibe los pensamientos, las imágenes y las dudas. Supone además pasar a la acción en lugar de seguir paralizados mentalmente.
“La escritura nos ayuda a ordenar las ideas. Al escribir también nos daremos cuenta de si estamos volviendo una y otra vez sobre lo mismo y escribir es una acción que es algo que nos ayuda a salir de lo que nos angustia y nos preocupa. La escritura desparasita los pensamientos obsesivos especialmente en las personas que tienen pensamientos en los que imaginan un mundo paralelo que se auto convencen de que es la realidad que viven”, afirma Pascual.
Para las personas que huyen de pensar cuando algo les obsesiona, se recurre, según explica la psicóloga, menos a la escritura y más a hacer ejercicios mentales para dinamitar el bucle en el que están inmersos.
4.-Distraerte con otras actividades y enfocarse en la acción
Una de las formas más efectivas de salir del bucle de esas ideas nocivas y repetitivas es distraerse con otras actividades. A largo plazo lo más efectivo es hacer ejercicio y socializar.
No evites a las personas, situaciones, objetos y palabras que te puedan recordar ese malpensar, ni hables con todo el mundo de tus preocupaciones pensando que te va a tranquilizar porque seguirás encerrado en el bucle de tus obsesiones.
“El malestar no lo genera tanto el pensamiento como el no poder escapar de ese pensamiento, el estar enganchado al círculo. Muchas personas reconocen que es absurdo estar así y que no les conduce a nada, pero que no pueden dejar atrás ese círculo vicioso”, explica a COPE Manuel Oliva, psicólogo clínico de Center Psicología.
Considera que ayuda a salir de él “tener actividades gratificantes, actividad social y una actitud más proactiva en el comportamiento, en lo que hacemos y no tanto enfocada en esa preocupación o esos pensamientos”.
5.-Vivir en el presente
“Pensar demasiado en el futuro con el famoso “y si....y si...” siempre nos acabará angustiando. Y si estamos todo el rato preguntándonos el porqué de cosas que nos han ocurrido en el pasado pues nos acabará deprimiendo, hay que aprender a anclarse en las acciones del presente”, explica en COPE Pascual.
6.-Buscar ayuda
Cuando por nosotros mismos nos resulta imposible restablecer nuestro equilibrio mental, lo mejor es acudir a un especialista que nos ayude por medio de diferentes técnicas a desactivar o bloquear la respuesta a esa espiral de pensamientos que nos minan.
Psiquiatras, psicólogos y psicoterapeutas te pueden ayudar a detectar y a trabajar individualmente tu problema con diferentes técnicas y terapias. Se trata de detectar los mecanismos que, en tu caso, generan el bucle. Si lo que predomina es que luchas para no pensar, o que, principalmente, te quedas enganchado a esos pensamientos o te ahogas en un mar de dudas. También identificaréis si lo que buscas es sobre todo control, huir o tratar de encontrar respuestas correctas, seguras y definitivas a preguntas que no la tienen.
Son más propensas a los pensamientos obsesivos, las personas con rasgos depresivos, estados de ansiedad prolongados o estrés tienen más facilidad para desarrollar este tipo de mecanismos mentales.
“Las terapias cognitivo-conductuales y las terapias llamadas de tercera generación como el mindfulness ayudan mucho a no entrar en esta espiral y también a salir de ellas”, señala el Oliva.
Y todo para evitar las terribles consecuencias que, para nuestra salud, tiene “comerse el coco” y que según recuerda este psicólogo clínico, generan mucho malestar y condicionan la calidad de vida de la persona. La depresión, estados persistentes de ansiedad y la afectación del sueño son algunos de los problemas que provoca la rumiación junto con pasividad y/o el evitar situaciones sociales y laborales.