7ª SAN ISIDRO

Emilio de Justo se queda sin puerta grande tras conmocionar al natural en Las Ventas

El diestro extremeño cuaja una gran faena al encastado quinto de La Quinta pero falla con el descabello. Vuelta al ruedo para un serio y centrado Perera.

Natural de Emilio de Justo al quinto toro de La Quinta este viernes en Las Ventas

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Fue en el quinto. Un toro guapo de verdad de La Quinta que ya por la mañana enamoró a través de las redes sociales cuando se vieron sus hechuras y seriedad. Una pintura 'Periquito', que ya embistió con temperamento al capote de un poderoso Emilio de Justo, recargó y se dio con buen estilo en los dos puyazos que tomó a ley. Se presentía faena grande. Pero al toro, tras el brindis al público, le costaba salirse de la muleta de Emilio de Justo, que le exigió mucho por abajo en redondo. En una de esas rebañadas, llegó la voltereta. Terrible la caída, el recuerdo al Domingo de Ramos de 2022 volvió a encoger los corazones. En el suelo, un pitonazo que apuntó a la ingle. El quite del Santo Patrón en forma de milagro con solo la banda de la taleguilla rasgada. Ni se miró Emilio, que se puso al natural. Y ahí cambió el rumbo de la faena. El toro rebajó su exigencia y movilidad para embestir con más franqueza. Y el torero, roto en tandas de creciente intensidad a izquierdas. Madrid, conmocionada por el instante de emoción y valor puestos al servicio del toreo más roto y puro. El extremeño, totalmente entregado en naturales de profundo y relantizado temple. Y los tendidos en pie. Una coda final a pies juntos, con el compás cerrado, que resultó profundísima. Se atisbaba el triunfo grande. Se tiró a por todas tras de la espada, que viajó tendida restando muerte. Con Las Ventas empujando para que se echase el toro, llegó el fallo con el descabello. Dos, tres, cuatro... se había esfumado la Puerta Grande, mas no una faena que ya entra en el cuadro de honor de esta feria de San Isidro.

Antes, en su primero, Emilio de Justo se picó por chicuelinas con Ginés Marín. El toro se desgastó demasiado entre su paso por el caballo y este tercio de quites. La faena tomó cierto vuelo con el toreo en redondo, pero el toro de La Quinta pronto dijo nones y el trasteo se quedó inconcluso, a medio camino sin retamar.

Miguel Ángel Perera afrontaba en a penas 48 horas sus dos tardes isidriles. Tras su seria tarde del 15 de mayo, el pacense sorprendió cuando nada más romperse el paseíllo, se encaminó rumbo a la puerta de chiqueros para recibir a portagayola al abreplaza del hierro santacolomeño. Aguantó Perera el parón del toro y salvó con templanza la suerte. Éste de La Quinta tuvo sus dosis de nobleza, que aprovechó Perera para hilvanar tandas a derechas muy ligadas y mandonas. Siempre con la sombra de la duda de salir huyendo a tablas. Algo que ocurrió cuando se vio incapaz de tropezar el engaño que le presentaba el diestro. Se lo llevó a la zona del 4, donde terminó de apurar al toro al natural, con algunos muletazos largísimos y templados. Saludó una ovación tras media estocada en buen sitio.

El cuarto esperó mucho para arrancarse al caballo y para después acudir a los cites de los banderilleros. Brindó Perera a Alberto Núñez Feijóo, reivindicando la tauromaquia y el sector primario a partes iguales. Hacía hilo el cárdeno, reponiendo mucho en cuanto no veía salida de la muleta. Muy atalonado Perera, a puro huevo. Un hachazo a media altura a punto estuvo de llevárselo por delante. No volvió la cara el extremeño, que acabó ganando la pelea y firmando una actuación de figura del toreo. Lo que es, pese a que algunos no lo quieran ver. La estocada trasera y desprendida dio paso una petición que el sol no permitió que fuese mayoritaria. La vuelta al ruedo sonó a premio cabal y reconocimiento por la feria echada. Chapó.

Ginés Marín estuvo fácil y solvente con el soso tercero y robó dos tandas muy meritorias al natural al mostrenco sexto que pesó 627 kilos. En ambos se atascó con su fuerte, la espada.

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