2ª FERIA DE MÁLAGA
Emilio de Justo vuelve a enamorar a La Malagueta
El torero cacereño sale a hombros tras hacer pleno y cortar cuatro orejas. Detalles de Aguado y lesión de Cayetano.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El diestro Emilio de Justo volvió a salir por la puerta grande “Manolo Segura” en la Corrida Picassiana de Málaga después de cortar un total de cuatro orejas en una grandiosa tarde en la que su entrega fue total y completa y que el público recordará durante mucho tiempo, poniéndose así, el listón muy alto para el resto de los días de feria.
Pablo Aguado dejó momento de mucha belleza pero sin tener los toros adecuados mientras que Cayetano sólo pudo lidiar a su primer después de recibir un pitonazo y resultar con una fractura de radio.
Volvía la plaza de La Malagueta, un año después de su gran triunfo, Emilio de Justo. Un triunfo que los buenos aficionados aún tienen en sus retinas ya que lo que se vivió esa tarde, no sólo fue una buena faena, sino el resurgir del torero que había pasado un auténtico calvario con la grave lesión del cuello que había sufrido en Madrid.
Recibió a su primer toro por verónicas en las que el de Torrealta se volvía sobre las manos, teniendo que perderle algún paso para ganar distancia y traerlo embebido en los vuelos del capote. Salió suelto del caballo en ambas entradas, el toro con tendencia a irse a la querencia.
Ya con la muleta se lo sacó al tercio por bajo, con gusto y empaque, muy torero. En la primera tanda sobre la mano derecha, Emilio ya le fue obligando al animal y surgieron los primeros olés en los tendidos, aquello tenía emoción.
Por el pitón izquierdo, antes de acudir a cada cite, el toro le hacía una radiografía y se ceñía mucho al cuerpo. Cuando volvió a la mano derecha, le bajó mucho la mano, obligando al de Torrealta, creciendo aquello en emoción. Faena de muchos quilates, rematada con doblones por bajo y una gran ejecución de la estocada.
El segundo toro de Emilio de Justo, cuarto de la tarde, salió algo suelto en los primeros compases pero después del primer puyazo, De Justo le realizó un bello quite por chicuelinas bajando mucho la mano y enroscándose el capote al cuerpo y rematando con una media a la cintura y una revolera. Replicó Aguado por verónicas también de mano baja y con una larga muy cadenciosa.
Brindó al respetable y comenzó la faena de muleta con doblones por bajo, saliéndose al tercio, para comenzar con la mano derecha, templando mucho la embestida del animal que siempre soltaba la cara al final del muletazo. Desde el primer momento fue obligando al toro, bajándole la mano y enroscándoselo atrás de la cadera.
Con la mano izquierda, el de Torrealta no tenía la misma embestida y también soltaba la cara, pero persistió Emilio en obligar al toro a embestir. Estaba tan entregado el torero que, antes de entrar a matar, soltó la espada y con la muleta en la mano derecha, se puso a torear, encajado en los riñones, entregado.
El sexto de la tarde, lo lidió Emilio de Justo por la lesión de Cayetano y lo recibió por verónicas a pesar de ser un animal que en todo momento quería irse a tablas, recibió dos picotazos a regañadientes, saliendo del peto huyendo a la querencia. Brindó a Saúl Jiménez Fortes y comenzó la faena con doblones por bajo, saliéndose al tercio y rematando con un gran pase de pecho.
El de Torrealta necesitaba temple pero a la vez mano firme, que lo llevase sin enganchar y bajarle la mano. En la segunda tanda con la mano derecha le bajó aún más la mano. Probó con la mano izquierda pero la embestida del animal no tenía tanto recorrida ni emoción, por lo que el extremeño volvió a la derecha y desató la locura en La Malagueta. A dos manos por alto remató una muy buena faena que, rematada con una gran estocada, fue premiada
Se notaba en el ambiente cuando salió el tercer toro de la tarde, que había expectación por ver el toreo de capote de Pablo Aguado, de ver cómo esa mecida para el tiempo y rompe todos los esquemas del temple, pero no pudo ser, aquello no terminó de cuajar.
Ya con la muleta comenzó la faena con doblones por bajo, muy torero y con mucho gusto, esa naturalidad que desprende el sevillano. Después de una primera tanda de tanteo sobre la mano derecha, en la segunda le bajó la mano al de Torrealta y hubo algún muletazo de categoría, natural, templado, marca Pablo Aguado. Por el izquierdo, la embestida era otra, soltaba muchísimo la cara el animal y no era posible el lucimiento. Volvió a la mano derecha pero el toro ya estaba muy venido a menos, rajado y buscando tablas.
En el quinto tampoco pudo ser, no pudimos deleitarnos con el capote del sevillano Pablo Aguado, una auténtica pena. La faena de muleta tuvo algunos altibajos, momentos de mucho gusto y clase sobre la mano derecha y otros menos debido a la condición del toro de Torrealta. Por el pitón izquierdo se quedaba muy corto y se volvía sobre las manos. A pesar de sonar “Suspiros de España”, el público no pudo suspirar por el toreo del sevillano.
El diestro Cayetano Rivera sólo pudo torear a su primer oponente debido a la lesión que este le ocasionó ya en los últimos compases de la faena, al soltar un derrote que le propinó una fractura del radio del brazo izquierdo. Un animal que nunca terminó de humillar y que siempre iba con la cara por las nubes.
Brindó al público y comenzó la faena sentado en el estribo, saliéndose al tercio toreando tanto por bajo como por alto. Fue una faena que no pasó a mayores y que tuvo la mala fortuna de acabar en una importante lesión para el diestro.
Con motivo de la Corrida Picassiana la plaza estaba decorada con las tablas y burladeros con 65 obras originales de Pedro Sandoval, creaciones muy personales inspiradas en Pablo Picasso y creadas en exclusiva para la Corrida Picassiana de este año.
Como en ediciones anteriores, esta corrida extraordinaria contó con una banda sonora especial gracias a la Orquesta Sinfónica Provincial de Málaga, donde además el reconocido artista venezolano-español Pedro Sandoval demostró su faceta como compositor musical, ya que la sinfónica estrenó una composición musical de Sandoval inspirada en el propio Pablo Picasso.