COLMENAR VIEJO

Un Paco Ureña en estado de gracia volteó la tarde en el sexto

El diestro murciano cortó este lunes el único trofeo de una tarde en la que Antonio Ferrera y El Juli se fueron de vacío del coso colmenareño.

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Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El cartel de este lunes en Colmenar Viejo iba camino de ser el festejo maldito de la feria. A las bajas de Roca Rey y Pablo Aguado se unió a última hora un tormentón de aúpa. No se resintió el ruedo pero algo sí afectó en la taquilla.

A quien no le sentó bien tampoco el clima tormentoso fue a la corrida de Parladé, muy medida de raza y que, pese a su nobleza y clase, no tuvo el empuje suficiente para desarrollar esas cualidades. Solo un Paco Ureña en estado de gracia pudo voltear el rumbo de la tarde.

Fue en el sexto, en medio de un fuerte aguacero y con un toro de Parladé justo de casta pero que sacó buen fondo. El de Lorca supo darle los tiempos que necesitaba el astado. Primero al natural, extrayendo los muletazos con sacacorchos. Después en redondo, con pases rematados detrás de la cadera y arrastrando más de media muleta. Siempre colocado en el sitio para provocar las embestidas. Y como epílogo, una serie postrera al natural a pies juntos que rezumó torería y armonía. Un pinchazo previo a la estocada no frenó la petición de oreja que el palco concedió.

Antes, el tercero permitió de salida estirarse a la verónica a Ureña. Lances que tuvieron soltura y empaque. El toro desarrolló a peor después de un quite por gaoneras del murciano y un inicio de faena prometedor. Agarrado al piso y frenado cuando Ureña lo obligaba por abajo. La insistencia del torero hico que le robase una tanda en redondo de mando y profundidad. Luego todo se espesó por alargar la faena. Media estocada fue más que suficiente.

El toro de Parladé que abrió plaza quedó lastrado por un fuerte costalazo en el inicio de su lidia. El palco optó por mantenerlo en el ruedo pese a su evidente merma física. Antonio Ferrera, que brindó la faena al empresario Carlos Zúñiga, prologó su faena toreando de rodillas en la zona de tablas. Pero el toro no admitió más fiesta después. Lo intentó aliviar por arriba, pero ni por esas el toro se mantuvo en pie. Lo que gusto aún menos fue el feo metisaca en los blandos con el que Ferrera pasaportó al de Parladé.

El cuarto tuvo cierta clase pero estuvo lastrado por su falta de empuje y fortaleza. Ferrera estuvo solvente con él, pero la faena trascendió poco. Si le bajaba la mano el torero, el toro perdía las suyas. Si le llevaba a media altura, el toro protestaba. La ecuación para el lucimiento fue complicada. El extremeño fue silenciado.

El Juli lidió como primero un animal terciadito pero bien hecho que no estuvo sobrado de fuerza. La técnica de Julián tapó esa condición del toro a base de temple y alturas. Pero lo realizado no terminó de calar en los tendidos. Un pinchazo y una estocada fueron suficientes para tumbar al de Parladé.

El quinto fue un remiendo de Juan Pedro Domecq que descabaló la corrida con sus 613 kilos a cuestas. Le vio alguna posibilidad El Juli, que brindó la faena al público, poco pudo hacer después. Los kilos del toro no tuvieron motor para mover tanta carrocería. La gente la tomó con el de Velilla y este se fue tras de la espada.

Colmenar Viejo (Madrid), lunes 26 de agosto de 2019. 3ª de Feria. Dos tercios.

Cinco toros de 

 y uno de 

 (5º), bien presentados aunque de desiguales hechuras. Corrida noble y de buena condición pero muy medida de empuje y fortaleza. Duró más el sexto. De peor condición tercero y quinto.

Antonio Ferrera, que sustituía a Roca Rey, silencio y silencio.

El Juli, silencio y pitos.

Paco Ureña, que sustituía a Pablo Aguado, saludos y oreja.

Herrera en COPE

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