2ª FERIA DE SAN ISIDRO

Pese a todo, Morante

El diestro Morante de la Puebla cortó este viernes la única oreja del segundo festejo de la Feria de San Isidro. Ponce, con el mejor lote, y Aguado se fueron de vacío.

Precioso muletazo rodilla en tierra de Morante de la Puebla este viernes en Vistalegre

Sixto Naranjo Sanchidrian

Publicado el - Actualizado

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Se abrió la cubierta y se destaparon buena parte de los ventanales de Vistalegre. Quizá para que lo taurinos vieran la luz de la realidad del sector. Uno de los carteles más fuertes de esta feria de San Isidro con la mitad del aforo permitido cubierto. Si el máximo de espectadores está fijado en 6.000 butacas disponibles, hagan ustedes la cuenta. Un fracaso de taquilla para la empresa y un pinchazo de las figuras y su supuesto tirón taquillero.

La corrida preparada de Juan Pedro Domecq no pudo estar mejor presentada. Corrida cinqueña, limpia de pitones y con un cuajo que vino además acompañado de unas preciosas hechuras. Corrida con buen fondo en líneas generales aunque faltó un punto de chispa al final de sus lidias. El mejor lote, de largo, fue para Enrique Ponce.

Serio y muy bien hecho salto el primero de Juan Pedro. Un toro que cantó su nobleza y clase desde el capote de Ponce. El valenciano firmó lo más enjundioso de su faena en un torerísimo inicio de faena saliéndose con suavidad hasta los medios. La estética poncista en su mejor versión. El toro tuvo dos tandas de enorme clase y profundidad. A derechas. Ponce acompañó sabiamente los viajes del toro. Después no hubo entendimiento al natural, llegaron las dudas y falló la apuesta. Cuando retomó la diestra el animal ya había echado el cierre. El espadazo cayó muy trasero y tendido y necesitó de varios golpes de descabello.

El cuarto fue otro toro con posibilidades en el último tercio. A Ponce se le vio hacer un esfuerzo por remontar. No siempre lo consiguió. Las precauciones afloraban a la hora del embroque. Un querer y no poder que Madrid percibió. Las tandas cortas y sin ligazón. Media trasera fue suficiente para tumbar al toro.

Morante puso Vistalegre patas arriba con un recibo a la verónica sublime en su primer toro. Echando los vuelos, toreando con todo el cuerpo y rematando con una media ligada en un palmo de terreno. Pareció afligirse el “juampedro” tras su paso por el caballo. Pero tuvo fondo para embestir después con ritmo y nobleza a la muleta del torero sevillano. Hubo dos tandas de ralentizado trazo por el pitón derecho. Hubo mimo y naturalidad en todo lo realizado por Morante. Una postrera seria al natural fue pura seda. Y el final rodilla en tierra, que rezumó torería añeja. Una estocada caída doy paso a la concesión de una oreja de ley.

Bajó el trapío con el sobrero de Daniel Ruiz que sustituyó al inválido quinto de Juan Pedro. Un toro sin cuello que llegó al último tercio con medias arrancadas y desfondado. Morante, que salió con la espada de verdad montada, le quitó las moscas de la cara y lo avió sin miramientos entre protestas por la demora posterior en acabar con el animal tanto con la tizona como con el descabello. Pese a todo, Morante.

Salió a por todas Pablo Aguado en su primero. El sevillano desplegó un gran toreo de capote. A la verónica el de recibo y por el mismo palo en un tremendo quite. Ganando la acción al toro y jugando los brazos con soltura y gracia. El de Juan Pedro se vino arriba en banderillas y embistió con buen tranco en el inicio de faena. Toreo con despaciosidad Aguado en un par de tandas empacadas y lentas. Pero el toro perdió las manos, y cuando retomó la vertical fue otro. Más apagado. La faena no volvió a tener la misma intensidad pese a algún natural de bello dibujo. La ovación final aquilató lo realizado.

Volvió a torear con soltura a la verónica Aguado al sexto, un toro al que banderilleó con facultades y acierto Iván García. Justa la ovación que se llevó el rubio subalterno madrileño. El astado tuvo la correa justa, muy justa. Tanto que a penas duró la tanda inicial. Abrevió el torero cuando el toro se aculó en tablas aunque tardó en verle la muerte con varios pinchazos.

Madrid, viernes 14 de mayo de 2021. 2ª de Feria. La mitad del aforo permitido.

Cinco toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados, serios y de buenas hechuras. Todos cinqueños. De juego noble en el último tercio aunque se echó en falta un punto más de casta. Destacaron los lidiados en 1º, 2º y 4º lugar. Un sobrero de Daniel Ruiz (5º bis), de pobre presencia, descastado y sin opciones.

Enrique Ponce, silencio y palmas.

Morante de la Puebla, oreja y bronca.

Pablo Aguado, saludos tras aviso y silencio.

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