Roca Rey y Ginés triunfan en la Corrida de Primavera de Antequera

Los diestros Andrés Roca Rey y Ginés Marín cortaron dos orejas cada uno y salieron a hombros en la corrida de primavera celebrada hoy en la localidad malagueña de Antequera, en la que Julián López "El Juli" obtuvo también un apéndice ante unos tendidos que se llenaron por completo.

Fría comenzó la tarde en Antequera donde la lluvia retrasó el inicio del festejo en media hora. Ese ambiente quizá se unió al flojo primer toro de El Juli, que se mostró voluntarioso frente a un bello ejemplar de capa "melocotón" que no terminó de romper y perdió las manos varias veces.

El Juli trató de exprimirlo sacándole alguna interesante sobre ambas manos. Perdió las opciones de trofeo en la suerte suprema.

En su segundo salió a por todas. Toreo a la verónica y por chicuelinas con el percal, y mucha voluntad con franela, probándolo todo, pero sin poder cuajar ninguna tanda sobresaliente debido al poco juego del toro, al que cortó una oreja tras una gran estocada.

Roca Rey, que debutaba en Antequera, se ganó a pulso al público a base de ganas, recibiendo a su primero con alegres verónicas rematadas con revolera. "Buscado", noble y bravo ejemplar, dio buenas muestras de su raza en su encuentro en el caballo.

Con la muleta, el peruano levantó al público comenzando de rodillas junto a las tablas, ofreciendo una valiente y sobresaliente faena alternando derechazos y naturales destacando, ante todo, cómo se anclaba al albero sin inmutarse.

Una tanda final para el recuerdo, sin ayuda, alternando la muleta con la derecha y la izquierda terminó de convencer a un público entusiasmado hasta tal punto que le premiaron con las dos orejas.

Su segundo fue un toro que se rajó enseguida, y, aunque Roca Rey lo intentó de todas formas, el animal terminó por refugiarse en las tablas.

Ginés Marín anduvo variado con el capote en su primero, alternando verónicas, un galleo por chicuelinas y un quite por gaoneras. El extremeño continuó gustándose en la muleta con una faena que conjugó temple y valentía. Una certera estocada fue suficiente para doblegar a un buen adversario, consiguiendo unas también merecidas dos orejas.

Con el sobrero que hizo sexto no pudo redondear a pesar de las ganas mostradas en todo momento.