MADRID
Seria confirmación de Juan de Castilla en Las Ventas, al que 'birlan' una oreja
Tarde muy seria y meritoria de la terna en el segundo desafío ganadero del mes de septiembre en Las Ventas.
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Segundo desafío ganadero del mes de septiembre en Las Ventas que se fue más allá de las tres horas de duración. Tarde de dureza en los toros y de valor cabal de una terna que merece que esfuerzos como el de este domingo tenga recompensa el próximo año. Si no, estos trágalas no tienen sentido. La empresa Plaza 1 debe ser justa con ellos si quiere seguir programando este tipo de festejos llamados 'toristas'. Octavio Chacón, Juan de Castilla y Ángel Sánchez dejaron una gratísima imagen más allá de la reseña y los datos fríos que ésta deja.
Se ovacionó de salida al amplio y redondo trapío del primero de Partido de Resina. Pura fachada. Entrar al caballo y perder las manos fue todo uno. Tras la ceremonia de confirmación de Juan de Castilla y su brindis, el colombiano quiso cuidar al toro a base de temple y muleta a media altura. Pero parecía imposible mantener al toro en pie. Salía rodando por los suelos. Al natural consiguió eso que parecía imposible, sostener al toro sobre manos y patas y correr la mano con temple y largura en dos tandas que tuvieron su mérito. Un final con mucho gusto dio paso a un rosario de pinchazos que evaporaron lo realizado anteriormente. Tanto se dilató con los aceros que llegó a escuchar dos avisos.
Al serio y amplio quinto le sopló dos buenos puyazos Iván García Marugán pese a la poca entrega en el peto que sacó el de Sobral. De ahí el mérito que tuvo la apertura de faena desde el mismo centro del platillo y dejándose venir al toro con toda su fuerza. Emoción y verdad a partes iguales. Muy firme el colombiano, que extrajo todo lo que tenía el astado luso a base de firmeza y exposición. Una estocada tirándose muy de verdad dio paso a una petición a todas luces mayoritaria que el palco no quiso atender de forma antirreglamentaria. La vuelta tuvo peso y sabor a premio mayor. Un mismo palco que cuando llegue la Feria de Otoño y con ella las figuras, se dará a las dádivas y al triunfalismo. Al tiempo…
Una auténtica pintura fue el primero de Sobral, un precioso sardo de perfectas hechuras y seria cornamenta. Otra cuestión fue el contenido que trajo tan bello continente. Tras tomar una buena segunda vara, el del hierro portugués embistió sin humillación a la muleta de un firma Octavio Chacón. El gaditano aguantó miradas y parones de escalofrío ante un toro con más disparo que entrega cuando pasaba. Hubo dos naturales robados literalmente que tuvieron un mérito tremendo por la rudeza que tenían las embestidas del bruto. Esfuerzo sincero que Madrid supo reconocer durante el trasteo. Pero dos estocadas muy tendidas ralentizaron la muerte del animal y sobre la bocina, con dos avisos ya vencidos, acertó con el descabello. Pese a esto último, los tendidos obligaron a salir a saludar a Octavio Chacón.
El cuarto de Partido de Resina ya cantó sus pocas ganas de embestir desde que salió por chiqueros. Frenado y moviéndose de forma descompuesta en sus medios viajes, el gaditano se puso por ambos pitones sin rédito alguno. Esta vez no dilató el metraje del trasteo pero, tras una estocada honda atravesada, se le volvió a atascar el uso del descabello.
Ángel Sánchez vio como su ‘pablorromero’ era devuelto ya mediado el tercio de banderillas por su manifiesta invalidez. En su lugar saltó un sobrero muy corraleaado de los hermanos Collado Ruiz de 620 kilos y a falta de un mes y medio para cumplir los seis años. Mucho volumen y muchos pitones pero muy feas hechuras. Un toro de saldo impropio de Las Ventas que se dejó pegar en varas y embistió sin casta ni viveza. El joven madrileño estuvo solvente con él, corrió la mano con temple pero aquello era muy complicado que calase arriba por la sosería de su oponente. Lo mejor llegó en una postrera tanda al natural donde hubo tersura y buen trazo. Lo cazó de un buen espadazo, previo pinchazo, del que salió el toro rodado. Una fuerte ovación aquilató al alza lo realizado.
El sexto de Sobral fue un tío, con mucha romana y seriedad por delante. Se movió mucho pero siempre lo hizo sin clase ni humillación. Ángel volvió a mostrarse confiado en la cara del toro y aplicando temple ante las desbravadas embestidas de su oponente. Fue volteado al entrar a matar por primera vez y dejó, al tercer intento, una buena estocada.