8ª FALLAS DE VALENCIA

Soberbio el toreo de Ureña y fallera la Puerta Grande de Fandi, a hombros con un excelente lote de Montalvo

Magnífica corrida de Montalvo, la más completa de la Feria de Fallas, con tres toros excelentes y ovacionados en el arrastre.

Natural de Paco Ureña al quinto toro de Montalvo este martes en Valencia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En los programas taurinos que COPE Valencia genera con motivo de la Feria de Fallas se habló del día de San José, antaño la fecha deseada por las figuras porque era la fecha estelar. Manzanares padre, Esplá, El Soro, Espartaco, Ponce, Barrera, El Juli, El Califa… Pero los tiempos cambian y moldean las ferias. Y los públicos y sus hábitos cambian.

A Ureña y De Justo los anuncian juntos en Las Ventas, dos toreros de Madrid, y si no agotan el papel en San Isidro llenan Las Ventas casi seguro. Es poliédrico el paisaje del toreo. Lo que vale en Valencia no sirve en Madrid. Y viceversa. Lo que sí vale es que en esta Feria de Fallas han pasado por la plaza 90.000 personas en 12 espectáculos taurinos. Y ese dato corrobora la salud, el músculo, la fuerza y la vigencia de la tauromaquia en Valencia.

Con muy buen aire salió el primero, encastado y codicioso. Se repuchó en el peto. Fandi galleó por Chicuelo y Ureña se echó el capote a la espalda: dos gaoneras ceñidas. Fandila cogió los palos, clavó cuatro pares y el de Montalvo se vino arriba. Más arriba. Con pies y motor. Pronto y repetidor; con nobleza acudía presto al cite. Molestó el viento lo suyo. No fue faena de sutilezas. Un toma y daca. Toro bravo. Un montón de muletazos; no muchos buenos. Gran estocada. Le dieron al granadino la oreja que ayer no le concedieron a Borja Jiménez. Cosas veredes, Nicomedes. Desde que uno tiene uso de razón, el criterio del palco de Valencia siempre ha sido un sindiós. Por la mañana y por la tarde. Lo que hoy vale mañana no y pasado igual tampoco. Y así.

El castaño cuarto salió con brío. Fandi lo paró fenomenal; capacidad lidiadora y resortes. Banderilleó muy fácil y dejó un par al violín por los adentros. Brindó al público y comenzó de rodillas en el tercio. Vibrante más que lucido. Fandi se llevó el lote, dos joyas. Repitió con nobleza el de Montalvo. Y con transmisión. Muy despegado el granadino. El lote fue para cortar cuatro orejas y no una y una muy discutibles.

El Fandi, en su salida a hombros este martes en el último festejo de las Fallas de Valencia

El Fandi, en su salida a hombros este martes en el último festejo de las Fallas de Valencia

El segundo tenía unas hechuras perfectas. Serio, bajo, hondo, cortas las manos, generoso el cuello y los pechos. Comenzó Ureña con ayudados por alto. Luego vino una serie de afianzamiento con la diestra. La segunda fue mejor porque el de Lorca se queda para ligar: la muleta puesta, hundidas las zapatillas. Al toro se le fue acabando el gas. Mató de una buena estocada.

El inicio de faena de muleta de Ureña fue sentido y con sentido. Perfecto, lo hizo romper. Genuflexo, por abajo. El toro tenía carbón. Había que llevarlo y abrirle los caminos. Muy templado el torero murciano, e inteligente dando tiempos. Enfrontilado, y muy cruzado, tocaba con los vuelos Ureña. Asentado, encajado. Torerísimo y entregado. Con el aplomo de la pureza y la seguridad de la verdad. Los mejores muletazos de la tarde los firmó Paco Ureña con este quinto de notable clase. Y de los mejores de la feria, también. Con la izquierda hubo una serie inmensa por profunda, redonda y maciza. El de pecho lo vació casi en Lorca… Luego una serie con la derecha sin la espada: con los flecos, con el alma. Excelente imagen de Ureña en Fallas. Con el descabello se esfumó el premio pero no la dimensión. Ahí quedó el toreo de Ureña; esculpido en un terno coral y oro.

Carifosco, acapachado el tercero. Echó las manos por delante de salida. Embestía dormidito, andarín, gazapón. Molesto, y de vez en cuando perdía las manos pegaba un gañafón. No estuvo a gusto de Justo. La faena se principió en presidencia, luego por la puerta grande y más tarde en el tercio. El toro nunca fue metido en la muleta. Se quedaba corto, medía, se paraba.

Emilio de Justo se llevó el peor lote. El sexto la tomaba a regañdientes, sin ritmo y sin gracia. Pena que no pudiera reeditar su gran tarde en Valencia, que fue con toros de Montalvo en una feria de julio ya algo lejana…

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