Así son las vacaciones de Pepe Domingo Castaño
El presentador de Tiempo de Juego recorre muchos rincones de su tierra, Galicia, durante sus días de descanso
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hablar de Pepe Domingo Castaño es hablar, sí o sí, de Galicia. Y aún más en vacaciones. En esas fechas de descanso, el presentador de Tiempo de Juego pasa los días por muchos de sus rincones, y en esta sección de cope.es, más que como es un día de sus vacaciones, Pepe Domingo habla de algunas de las visitas que no se pierde cada año.
PADRÓN
Y empieza por su pueblo, Padrón, donde tiene dos citas ineludibles: los pimientos de Padrón, que en realidad son de Herbón, y la banda de música.
Como, según explica, la temporada de los pimientos “empieza a finales de mayo y dura hasta finales de septiembre”, no hay mejor época para comerlos que en los días estivales. A él le gustan, por ejemplo, acompañarlos de “unas sardinas asadas y buena compañía”.
Pepe aprovecha para contar el origen de los pimientos de Padrón:
“Seguro que todos habréis comido alguna vez los pimientos de mi pueblo, pero debo deciros que deberían de llamarse pimientos de Herbón, porque este es el lugar donde crecen y se hacen gloria bendita.
En Herbón hay un monasterio de frailes franciscanos que son los que trajeron hace algunos años a Galicia los primeros pimientos. Unos franciscanos que venían de México y trajeron hasta Herbón, a su monasterio, una semilla de chiles mexicanos que plantaron en la huerta del convento.
Al principio, las primeras cosechas no fueron demasiado afortunadas, los que lo probaban, rabiaban, pero con el paso de los años aquellos chiles, gracias a la bonanza del clima de Herbón, lluvioso, suave y sin demasiado sol, se fueron dulcificando y aparecieron los hoy conocidos como pimientos de Padrón, fieles al dicho popular, ‘unos pican, y otros no’.
Pero además de los pimientos, Padrón, “cuna de ilustres como el gran Camilo José Cela y la gran Rosalía Castro”, como se encarga de recordar Pepe Domingo, tiene su banda de música.
“Entre los recuerdos de mi infancia siempre estará la banda de música de mi pueblo, aquella que salía por las calles pregonando alegría con su director, Tomás Beteta, al frente. A los niños de entonces nos encantaba ir delante de la banda abriendo camino como participantes activos de la fiesta. Con el paso de los años me fui aficionando a esta música popular y cuando voy a las fiestas de Padrón nunca me pierdo el pasacalles de la banda ni el concierto que suelen dar al mediodía en la Plaza de Macías”.
Por tanto, esta es otra de las citas de Pepe Domingo Castaño durante sus vacaciones, porque le gusta “el sonido potente y festivo de las bandas de música populares que tanto abundan en Galicia”.
SANTIAGO DE COMPOSTELA
Y otra cita con bandas de música gallegas la tiene el presentador de Tiempo de Juego marcada en rojo en su calendario, o la tenía.
Pepe recuerda “con especial cariño” el certamen de bandas populares que “organizaba en Santiago de Compostela mi querido y entrañable amigo Farruco”. Este “era el acto más hermoso de las fiestas del Apóstol, y no comprendo cómo ha podido desaparecer”.
Castaño rememora cómo “se reunían catorce bandas en la plaza de la Quintana a las doce de la mañana e interpretaban juntas el Himno gallego, lleno de vida y de emoción que resonaba en las viejas piedras de la Catedral compostelana. Luego, las bandas desfilaban por las calles de Santiago y era una estampa única”.
Una de esas estampas se producían en la rúa del Villar, “una de las calles más bellas del mundo”, viendo cómo desfilaban “a golpe de pasodoble” las bandas populares “entre los aplausos y la felicidad de un público entregado”.
“Aquel día de las bandas lo tenía siempre anotado en mi agenda como de obligado cumplimiento compostelano”, explica Pepe, que no dejó de ir ningún año y ahora que ha dejado de celebrarse “lo estoy echando en falta”.
Le pregunté a mi amigo Farruco qué había pasado con el gran día de las bandas y, con su gran sorna gallega, me respondió: “¡Ay Pepiño, estas cousas ya non interesan a nadie”. Y es una pena -lamenta Pepe- que algo tan hermoso haya desaparecido y las calles de mi querido Santiago se hayan quedado sin el sonido más puro y auténtico que tienen los pueblos, el de sus bandas populares”.
LA CORUÑA
Otros dos rincones gallegos que Pepe Domingo Castaño no deja de visitar en vacaciones son La Coruña y la Isla de La Toja,
Para Pepe, La Coruña “siempre ha sido una ciudad fetiche”. “Allí voy cada año para cargar las pilas. Pasear por la calle de los Olmos o la Estrella al atardecer, cuando se encienden la vida y las terrazas. es un ir y venir de gente, con ganas de ser felices, de bar en bar, de vino en vino. una ciudad a la que le gusta vivir y vivir bien”.
ISLA DE LA TOJA
El otro rincón es el campo de golf de la Isla de La Toja, “un campo de nueve hoyos pero con unas vistas increíbles al mar de Arousa. Y, especialmente, dentro de ese rincón, hay otro, el hoyo par 3 de Punta Cabreira, “en el que tiras por el mar a ese pedacito verde llamado green que está encajonado en medio de dos playas en un lugar paradisiaco”. “Solo por poder dar un golpe de salida en ese hoyo vale la pena viajar a La Toja y disfrutar de uno de los lugares más bellos de mi tierra”, puntualiza Pepe Domingo.
“La Casa de las Conchas, su gastronomía única, hacen de La Toja el lugar ideal para perderse durante unos días con los palos de golf como compañeros de un viaje inolvidable”.
Pero también se queda Pepe Domingo con otro lugar que está “muy cerquita de allí”: Sanxenxo, “la gran capital del verano gallego”, con la playa de La Lanzada, “una de las más largas y hermosas del mundo”, o las innumerables bodegas “donde duermen en su espera de calidad las botellas de ese mágico Alvariño que está presente en todas las mesa del mundo”.
Y Pepe quiere agradecer a su amigo Juan Pardo, “por haberme metido en este maravilloso mundo del golf gracias al cual he disfrutado de lugares tan espectaculares como la isla de La Toja”.