No cometas este error si vas a prepararte un té helado
El té bien fresquito es una excelente alternativa a los refrescos en verano, es sano y apenas tiene calorías
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El té frío, al igual que otras infusiones se torna como una excelente alternativa para refrescarnos cuando el calor aprieta. Es sano por sus propiedades antioxidantes, tiene pocas calorías, es una buena alternativa para picar entre horas sin 'pecar' de más o como perfecto acompañamiento con los postres (hay incluso opciones frutales para los niños). Pero con el té no todo vale, la forma en la que las calentemos y la manera posterior de enfriarlo es crucial para conseguir que conserve todos sus aromas.
Ante todo hay que tener bien presente una máxima de la sabiduría popular 'Infusión hervida, infusión perdida’. Esto quiere decir que nunca hay que llegar a hervir el té, para lo que hay que estar muy pendientes de apagar el fuego justo antes de que el agua comience su ebullición. Es entonces cuando se añade la bolsita de té, se tapa y se deja reposar durante unos minutos. Lo ideal es poner durante el hervido la mitad de cantidad de agua de la habitual, de forma que prepararemos un té más concentrado.
Cuidado al enfriar
Tan importante como su cocción, es su enfriado y aquí es precisamente donde solemos equivocarnos. No hay que meterlo inmediatamente en la nevera, hay que dejar que se enfríe a temperatura ambiente. Después lo podemos verter en una jarra junto con la mitad de agua -que esté fría- que nos faltaba en la cocción, el zumo de medio limón, varios cubitos de hielo, azúcar, sacarina o cualquier otra alterniva como miel, estevia o panela y entonces sí que ya lo metemos en el frigorífico.
El té se debe de consumir bien frío, pero eso sí, no debemos de guardar la mezcla en la nevera más allá de las 24 horas porque perderá sus aromas.