El error que cometes al guardar el pan y que hace que se ponga duro antes: no es guardarlo en plástico

El pan es uno de los alimentos fundamentales de la dieta en España, aunque a veces nos sobra y siempre nos preguntamos cuál es la manera correcta de guardarlo

El error que cometes al guardar pan y que hace que se ponga duro antes: no es guardarlo en plástico

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El pan es uno de los alimentos fundamentales de la dieta en España y en gran parte del mundo. Un alimento elaborado a partir de una masa de harina y agua, que puede ser elaborado con los granos de muchos cereales distintos. Un sencillo plato que lleva formando parte de la dieta en gran parte del mundo desde hace milenios, y que tiene un valor gastronómico indiscutible.

El pan es uno de los alimentos más antiguos de la humanidad. La prueba más antigua de elaboración de pan data de hace 14.000 años y fue encontrada en un yacimiento de la cultura natufiense, que vivió en la zona que hoy ocupan Israel, Palestina, Jordania y Líbano. El pan formaba parte de la dieta romana, y era la base fundamental de la dieta medieval en gran parte de Europa, por la relativa abundancia de cereales frente a la escasez de otros alimentos, como la fruta, el pescado o la carne.

El error que cometes al guardar pan y que hace que se ponga duro antes: no es guardarlo en plástico

Lo que está claro es que el pan no falta nunca en nuestra mesa. El problema llega cuando sobra. Y es que es posible que cometas una serie de errores que hacen que tu pan se ponga duro más rápido.

El error que cometes al guardar el pan y que hace que se ponga duro antes de tiempo

Lo primero que seguramente se te haya venido a la cabeza sea meter el pan en bolsas de plástico. Es bien sabido desde hace tiempo que guardarlo dentro de este tipo de materiales no solo dificulta la circulación del aire, sino que también facilita la aparición de moho y hongos perjudiciales para nuestra salud. ¿Qué es lo mejor en estos casos? Guardarlo, en primer lugar, siempre fuera de la nevera, ya que el almidón puede deteriorarse muy rápido, más si además se conserva a temperaturas por debajo de los 8 grados bajo cero.

¿Dónde debemos hacerlo entonces? Siempre en bolsas de tela o paneras. En su defecto, hacerlo en bolsas de papel. Esto hará que el pan esté tierno mucho más tiempo, ya que estarán protegidos de la humedad. No obstante, el mayor error que cometes al guardar el pan no es tanto en la forma de guardarlo, sino en cómo lo consumes. Lo más importante, en este caso, es cortar solo el pan que vayas a consumir, ya que una vez que la miga del pan queda expuesta, se pone dura más rápidamente.

Si tenemos una barra de pan y no tenemos previsto consumirla entera, lo mejor es congelarlo. De esta forma conseguimos ralentizar su deterioro y evitar así que se ponga duro antes de tiempo. Además, una vez esté congelado puede estar durante meses en ese estado sin necesidad de perder sus propiedades.

El error que cometes al guardar pan y que hace que se ponga duro antes: no es guardarlo en plástico

¿Qué efecto provoca en tu cuerpo comer pan todos los días?

En comparación con otros alimentos de origen vegetal, en especial las frutas y las verduras, el pan tiene una cantidad relativamente baja de nutrientes esenciales. Este alimento contiene una cantidad relativamente alta de calorías, especialmente de hidratos de carbono, mientras que sus cantidades de proteínas, grasas, vitaminas, fibra y minerales son relativamente bajas, sobre todo si hablamos de pan blanco, elaborado a partir de harina refinada.

Sin embargo, al contrario de lo que algunas personas puedan pensar, el pan no engorda. Como en todo, la clave está en la dieta equilibrada, de hecho los expertos en nutrición suelen recomendar la ingesta de una cantidad que oscila entre los 100 y los 250 gramos diarios, porque no hay que olvidar que este alimento también tiene su aporte nutricional. Es decir, una cantidad idónea le viene bien a nuestro organismo.

En caso de que sea integral, beneficia a nuestro organismo no tanto porque engorde, ya que la diferencia calórica puede ser mínima, como por su ayuda a la regulación del tránsito intestinal. A esto se suma que su índice glucémico es menor, lo que se traduce en picos de azúcar en sangre menos pronunciados.

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